La importancia del deporte: mover el cuerpo para cuidar la mente

Verónica Morin - Clínica del estrés por Verónica Morin - Clínica del estrés

26 Diciembre de 2025
Foto: Intendencia de Canelones
Foto: Intendencia de Canelones

Durante mucho tiempo, el deporte fue pensado casi exclusivamente como una herramienta para el cuidado del cuerpo. Sin embargo, hoy la evidencia científica y la experiencia clínica coinciden en algo fundamental: el deporte es un pilar de la salud mental. No como complemento decorativo, sino como intervención central.

Necesitamos hacer deporte. No por estética, no por mandato social, no para "rendir más", sino porque el movimiento es una necesidad biológica del cerebro. En muchos cuadros de ansiedad, estrés crónico y depresión leve a moderada, la actividad física regular muestra resultados iguales o incluso superiores a los tratamientos farmacológicos cuando se la incorpora de forma adecuada y sostenida.

Cuando Marian Rojas Estapé afirmó que en muchos casos de depresión el deporte puede tener mejor resultado que los antidepresivos, se armó un revuelo considerable. Sin embargo, más allá del impacto mediático, lo que dijo no es una provocación: es una realidad respaldada por evidencia. No se trata de negar la utilidad de la medicación cuando está indicada, sino de entender que el movimiento es terapéutico.

Desde la medicina del estrés sabemos que el sedentarismo prolongado altera el equilibrio neuroquímico del cerebro. Aumenta la inflamación, desregula el eje del estrés y profundiza la sensación de apatía. En cambio, la actividad física regular estimula la liberación de neurotransmisores asociados al bienestar, como la dopamina, la serotonina y las endorfinas. No es magia: es fisiología.

Parafraseando a Mario Alonso Puig, el deporte genera nuevas neuronas. La neurociencia lo explica con claridad: el ejercicio favorece la neurogénesis, especialmente en el hipocampo, una región clave para la memoria, la regulación emocional y la resiliencia. Mover el cuerpo literalmente cambia el cerebro.

En la consulta, muchas personas llegan buscando alivio emocional, pero con cuerpos completamente inmóviles. Jornadas largas sentadas, pantallas, cansancio mental y cero descarga física. Pretender mejorar el estado de ánimo sin modificar ese patrón es, muchas veces, insuficiente. El cuerpo necesita participar del proceso de sanación.

El deporte, además, cumple una función reguladora del estrés. Permite descargar tensión acumulada, mejorar la calidad del sueño y recuperar la sensación de vitalidad. No se trata de entrenamientos extremos ni de exigencias desmedidas. Caminar, nadar, bailar, andar en bicicleta o hacer ejercicio funcional adaptado ya genera impacto positivo cuando se sostiene en el tiempo.

Es importante desarmar otra creencia frecuente: que el deporte es solo para quienes "tienen energía". En realidad, muchas veces es al revés. La energía aparece después de empezar a moverse. El cansancio que paraliza no siempre se resuelve con más descanso pasivo, sino con movimiento consciente.

Desde una mirada integral, el deporte también fortalece la autoestima. No por el resultado estético, sino por la experiencia de coherencia interna: hago algo bueno por mí, me cumplo, me cuido. Esa sensación tiene un enorme valor terapéutico, especialmente en personas que vienen de largos períodos de autoabandono.

En salud mental, no existen soluciones únicas. Pero sí hay pilares que no deberían faltar. El deporte es uno de ellos. No reemplaza vínculos, terapia ni, cuando corresponde, tratamiento médico. Pero sin movimiento, el abordaje queda incompleto.

Promover el deporte no es banalizar el sufrimiento ni simplificar cuadros complejos. Es reconectar al cuerpo con el proceso de recuperación. Es recordar que la mente no flota sola: vive en un organismo que necesita moverse para estar sano.

Tal vez una de las decisiones más simples y, a la vez, más poderosas que podemos tomar por nuestra salud mental sea esta: empezar a movernos. No para exigirnos más, sino para cuidarnos mejor. Porque cuando el cuerpo se activa, la mente también encuentra nuevas posibilidades.

Bibliografía

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Puig, M. A. (2013). Reinventarse: Tu segunda oportunidad. Plataforma Editorial.

Ratey, J. J. (2013). Spark: The revolutionary new science of exercise and the brain. Little, Brown and Company.

World Health Organization. (2020). Guidelines on physical activity and sedentary behaviour.

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