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Con Marcelo Romero, fundador de Cortiluz
Somos Uruguay habló con Marcelo Romero, fundador de Cortiluz, quien nos contó el inicio de la empresa pionera y líder en cerramientos y los desafíos que está afrontando el sector. Cortiluz fue fundada en 1993, se desarrolló en un taller prestado en la Unión y en 2008 logró su primer local en la calle Inca. Ahora cuenta con 22 empleados. Romero es miembro del Club Somos Uruguay.
Romero comenzó a trabajar a los 12 años en una panadería, a los 22 años se quedó sin empleo y un amigo, que trabajaba en un taller mecánico le sugirió probar suerte en el rubro de la reparación de cortinas.
“Me metí a arreglar cortinas con un amigo y en el 2002, como no daba para dos me quedé con el pedacito mío y arranqué a darle solo”, expresó. En aquel momento la guía de páginas amarilla era la puerta de entrada a los clientes, que iban desde industrias y empresas hasta casas de familia.
“El secreto es que yo siempre estoy”, dice Romero y recuerda clientes de muchos años, como San Roque, Natal, que lo vieron llegar con una camioneta Grumet y también con un auto de alta gama. “La diferencia es que vos siempre estás”, le dicen.
El crecimiento de la empresa fue muy paulatino, al principio desde la casa que alquilaban en la Unión, cortaba las cortinas que estaban guardadas debajo de la cama de su madre. “Yo siempre ponía la dirección porque quería que me vieran la cara”, recuerda Romero que subraya que “el vínculo es fundamental” para ir generando confianza en el cliente.
Unos 14 años atrás, Romero logró instalarse en la calle Inca en el primer local de Cortiluz y actualmente tiene 22 empleados a quienes les transmite el valor de “estar siempre” y “no aflojarle”.
Además de la creación de Cortiluz, Romero reflexiona sobre la creación del rubro, a partir de la impronta que le dio a la empresa y el rol preponderante de la publicidad. “Hay un antes y un después de Cortiluz, cuando yo arranqué a tener propaganda y tener el camión, la camioneta y el local ploteado, remeras, camisas. Un amigo me decía que iba a crear un rubro que no existía. Antes cuando alguien quería arreglar una cortina le decía a un conocido ¿conocés a alguien que arregle cortinas? o llamaba a las páginas amarillas”.
Pensando en el futuro, Romero dijo que si bien la empresa “viene bien” no ve un margen de crecimiento amplio, debido a que ya llegó a un techo en el mercado y le preocupa el tipo de competencia que debe afrontar, que reduce la rentabilidad a lo que califica como “un jornal mejorado”. De todas formas, destacó la diferencia de Cortiluz en lo que refiere a la garantía que se ofrece que está respaldada por tener la mercadería en stock, en un depósito de 1400 metros cuadrados y siete máquinas de perfiladoras. “Preciso 100 y tengo 3.000 de stock”, señaló.
Consultado sobre el rol de asumir riesgos para poder proyectar un emprendimiento Romero respondió: “Siempre tenés que correr muchos riesgos, yo innové, hice cosas que nadie hizo, traje cosas que nadie tenía, después me van siguiendo”.