Recobrar la alegría: descansar para volver a disfrutar

Verónica Morin - Clínica del estrés por Verónica Morin - Clínica del estrés

24 Diciembre de 2025
Imagen ilustrativa: Meta IA
Imagen ilustrativa: Meta IA

En los últimos años, algo se fue perdiendo silenciosamente en muchas personas: la alegría. No la euforia pasajera ni la felicidad exhibida en redes, sino esa alegría profunda, serena, que nace de estar en paz con uno mismo. En la consulta aparece con claridad: personas funcionales, responsables, cumplidoras, que "pueden con todo", pero que ya no disfrutan nada.

En este contexto, es necesario poner una alerta sobre la cultura del "tú puedes". Ese mensaje, que en apariencia busca empoderar, muchas veces se transforma en una exigencia permanente que empuja a las personas a sostener ritmos imposibles. Poder no siempre es saludable. Poder siempre, sin pausa ni límite, conduce a un sufrimiento enorme y, paradójicamente, atenta directamente contra la alegría.

La consigna de poder con todo deja poco margen para el cansancio, la duda o el deseo genuino. Si no puedo, siento que fallo. Si me detengo, me culpo. Si descanso, me siento improductivo. Así, el disfrute queda postergado para un "después" que casi nunca llega.

Recuperar la alegría implica, necesariamente, recuperar el descanso. Como señala Pablo D'Ors, sin descanso no hay disfrute. Y no se trata solo de dormir horas, sino de descansar mental y emocionalmente. De salir, aunque sea por momentos, del modo de exigencia constante en el que muchas personas viven instaladas.

Desde la neurociencia sabemos que el cerebro necesita pausas para integrar, valorar y disfrutar. Un cerebro agotado no puede registrar lo bueno, aunque esté presente. Cuando el sistema nervioso permanece en estado de alerta crónica, la alegría no desaparece por falta de motivos, sino por falta de disponibilidad interna para sentirla.

Por eso, muchas personas dicen: "tengo todo para estar bien, pero no lo siento". No es ingratitud ni falta de conciencia. Es agotamiento. Es un cerebro saturado que ya no logra disfrutar porque no ha tenido espacio para detenerse.

Ayudar a las personas a estar en paz consigo mismas es una tarea central en salud. Y esa paz no siempre viene de tener más, crecer más o lograr más. A veces viene de aceptar que lo que hoy tengo alcanza. Que si con este trabajo puedo pagar el alquiler, los gastos o el colegio de mis hijos, ya está. Y eso no es mediocridad. Es salud.

Vivimos en una cultura que confunde ambición con bienestar y movimiento con progreso. Pero no todo crecimiento es sano si se da a costa del equilibrio interno. Estar contento y tranquilo también debería importar. Sentirse suficiente, aunque no se esté en la cima, es un acto de madurez emocional.

Esto no implica resignación ni estancamiento. Si mañana aparece otro trabajo, otro proyecto o una oportunidad distinta, se puede pensar. Pero pensar desde la calma, no desde la carencia. Elegir desde el deseo y no desde la presión. La alegría no se opone al desarrollo; se opone al desgaste innecesario.

En la práctica clínica, recuperar la alegría suele comenzar por decisiones pequeñas pero profundas: respetar los tiempos de descanso, bajar el nivel de autoexigencia, dejar de compararse constantemente, validar lo que ya se ha construido. Cuando una persona deja de pelearse consigo misma, algo se afloja por dentro. Y en ese espacio empieza a reaparecer el disfrute.

La alegría no se fuerza ni se persigue como una meta más. Se habilita. Aparece cuando el cuerpo descansa, cuando la mente se aquieta y cuando la vida deja de vivirse como una carrera permanente. En un mundo que empuja a poder siempre, recuperar la alegría es casi un acto de resistencia saludable.

Tal vez no se trate de hacer más, sino de vivir mejor. De entender que descansar no es perder el tiempo, sino crear las condiciones para volver a sentir. Porque sin descanso no hay disfrute, y sin disfrute, la vida se vuelve apenas una lista de obligaciones cumplidas.

Bibliografía

D'Ors, P. (2020). Biografía del silencio. Galaxia Gutenberg.

Kabat-Zinn, J. (2016). Mindfulness for beginners. Sounds True.

McEwen, B. S. (2017). Neurobiological and systemic effects of chronic stress. Chronic Stress, 1, 1-11.

Rosa, H. (2019). Resonance: A sociology of our relationship to the world. Polity Press

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