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Germán San Martín contó la historia de Cercodil, una empresa que fabrica cintas cubrecercos con material recuperado de la industria frigorífica. Surgió de la empresa madre Hilonyl, dedicada a la fabricación de hilos de polipropileno, de algodón, rafias y cuerdas para el agro, la industria y el comercio, desde 1981, y se reconvirtió en tiempos de pandemia.
“En setiembre de 2019 nos hicimos cargo de la empresa con Felipe Arzuaga, y tres meses después llegó la pandemia, porque a Uruguay llegó en marzo de 2020, pero en el mundo se instaló en diciembre y hacía muy difícil averiguar algo afuera para importar o exportar. Para nosotros lo más complejo fue que el 80 % de nuestra facturación estaba en los frigoríficos, nuestro negocio principal era todo lo que es el hilo para los chacinados, la res, el asado, que van colgados en la línea de producción. Los mercados empezaron a rechazar las carnes y parar los embarques, hubo muchos embarques de carne uruguaya dando vueltas por el mar, porque no podían llegar a ningún lado porque las fronteras estaban cerradas por la pandemia”, comentó.
Fue en ese contexto que surgió la idea de Cercodil: “La pandemia nos trajo mucho tiempo para pensar y reconvertirnos un poco y decir: ‘tenemos que darle un giro, tenemos que dividir; la popular frase no poner todos los huevos en una canasta’. Y ahí empezamos a ver qué hacer, e investigando surgió la idea de las cintas cubrecerco”. Uno de los temas que más “hacían ruido” a San Martín y su socio era el ser productores de plástico.
“Hay cosas que son inevitables por una razón de salubridad, los frigoríficos no pueden usar productos reciclados, el hilo tiene que ser de materia prima virgen para que lo puedan usar, pero podemos saber qué hacer con los desperdicios finales. Entonces empezamos a trabajar. Hablamos con la gente del frigorífico San Jacinto, que fueron los más abiertos desde el primer momento, y nos embarcamos juntos en ese proyecto, a ver si podían clasificar dentro de su línea de producción, no mezclar todos los desechables, para que nosotros pudiéramos retirarlos, lavarlos y fabricar algo con ellos”.
San Martín explicó que a partir de ese momento comenzó una serie de pruebas para ver si podían fabricar las cintas a partir de material reciclado y cómo funciona el proceso de recuperación: “La mayoría de las empresas tenemos que pagar para que nos retiren los residuos; cuando vos pedís una cotización a una cooperativa o a una empresa de recolección de residuos, te pregunta cuántos kilos tenés para retirar y en base a eso te dan un presupuesto, entonces si vos tenés 5.000 kilos y 1.000 son de hilos, pagás por 4.000, los otros 1.000 los podés recuperar”, explicó.
El hilo lo mandan a lavar al Polo Tecnológico del Cerro, a la empresa Márgenes del Río: “Ellos se encargan de lavarlo y acondicionarlo para que nosotros podamos trabajarlo, porque viene sucio. Cuando lo devuelven –lo vuelven a mandar en otro bolsón, pero ya limpio– nosotros lo picamos, lo pelletizamos, y con eso se alimenta la tolva de la máquina para que empiece a producir; puede ser negro, marrón, gris, dependiendo del color que queramos fabricar, y se vuelve a alimentar la tolva, pasa por un tornillo, por un cañón, se forma la cinta y se bovina al final de la máquina”.
“Acá no se desperdicia nada, tenemos desperdicio cero de basura en general”, comentó San Martín, y explicó que trabajan con la cooperativa Burgues, que recolecta semanalmente los residuos reciclados e informa lo que se puede recuperar. También tiene un circuito cerrado de agua y paneles solares para la temperatura de las piletas de la producción y para los vestuarios de la planta. Además, en las próximas semanas llegará un camión eléctrico para realizar la distribución.
“En la parte social trabajamos, hace unos cuatro años, con la cooperativa Águila Blanca, que se encarga de reinsertar jóvenes con patologías como esquizofrenia y bipolaridad. Tenemos un
20-25 % de nuestra plantilla que es de la cooperativa. Son compañeros de trabajo y estamos muy orgullosos, porque eso también implica toda una reeducación del personal propio, para entender las diferentes necesidades; necesitan quizás ir más veces al baño, por un tema de medicaciones, y muchas veces logran la estabilidad después de mucho tiempo”, expresó.