En 2015, los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron un compromiso global sin precedentes: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este plan establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar prosperidad para todas las personas. Entre ellos, el ODS 3 plantea el ambicioso desafío de garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. Este objetivo incluye 9 metas específicas como alcanzar la cobertura sanitaria total, reducir la mortalidad materna e infantil, fortalecer la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas y enfermedades transmisibles.
En Uruguay, si bien aún existen muchos desafíos por delante, el compromiso en los últimos 10 años con estos principios se ha traducido en acciones concretas. El fortalecimiento del Sistema Nacional Integrado de Salud, las campañas de vacunación para toda la población, el acceso a medicamentos, los avances que se planean en materia de salud mental con el Plan de Atención Integral Comunitaria y la incorporación de enfoques preventivos en la atención primaria, la proyección de la creación de una Agencia Regulatoria Nacional, son solo algunos de los logros y proyectos que evidencian el esfuerzo articulado del Estado en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Sin embargo, el ODS 3 nos invita a ir más allá del sistema de salud. Tal como destaca la Organización Mundial de la Salud, los determinantes sociales (como el acceso a educación, vivienda, empleo, ambiente sano y redes de contención) son claves para una salud integral y sostenible. En este sentido, la salud se convierte en un indicador transversal del desarrollo, presente en políticas públicas, espacios laborales, comunidades y hábitos cotidianos de cada uno de nosotros.
A tan sólo 5 años de llegar al final del plazo establecido en esta Agenda 2030, alcanzar el ODS 3 no es solo responsabilidad de los gobiernos: cada persona, empresa, institución o colectivo puede ser agente de cambio. Cuidar nuestra salud y la de los demás, promover el bienestar integral, fomentar entornos más saludables, colaborar con fundaciones, apoyar iniciativas sociales y reducir desigualdades son acciones poderosas. Porque la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino la base de una vida plena, y cada paso que demos en esa dirección va a ser una apuesta concreta por un futuro más humano y sostenible para todos.