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Con Edmond Borit, fundador de la bodega y hotel Sacromonte
Edmond Borit, fundador de la bodega Sacromonte, habló con Somos Uruguay Revista sobre los orígenes de la propuesta que hoy ofrece un lugar para hospedarse entre sus viñedos, en la Sierra de Carapé, en Maldonado, y experiencias gastronómicas y de degustación en su bodega en Jacksonville y “la bodeguita” en Carrasco.
El abuelo de Borit llegó a Perú desde Francia en los años 30 para asesorar como viticultor y enólogo a la bodega Tacama, una de las más antiguas de América del Sur. Tras instalarse en Perú decidió fundar su propia bodega, con el nombre Viña Borit, que tenía dos viñedos. Uno de ellos se llamaba Sacromonte.
“De ahí es que viene el nombre, el abuelo fallece y ni mi tío ni mi padre continuaron el negocio, la bodega cerró y yo me quedé con ese bichito de que en algún momento quería hacer lo que hacía mi abuelo, que también se llamaba Edmond”, comentó el fundador de Sacromonte. Borit era vicepresidente y responsable de América Latina de una aceitera danesa que lo llevó primero a Brasil y después a Uruguay. La cantidad de viajes y el ritmo de trabajo lo llevaron a cambiar el rumbo y reencontrarse con una vieja aspiración: “Decidí salir y ahí fue cuando recordé que yo de chico siempre quise hacer lo que hacía el abuelo y decidí emprender Sacromonte”.
El inicio del camino
En 2013 compró la tierra, ubicada a unos 14 kilómetros de Pueblo Edén, unas 100 hectáreas en un valle entre cerros, a unos 350 metros de altura. “Comenzamos sembrando el viñedo en 2014, trajimos todas las plantas de Francia y plantas del tipo A, que son las plantas menos productivas pero que producen una uva de mayor calidad. Plantamos en 2014, 2015, 2016 y terminamos de plantar en 2017. Luego, en 2018, pusimos el hotel, un hotel muy chiquito con solamente cuatro cabañas, pero todas de muy buen nivel. En 2019 abrimos al público y ahí tuvimos la suerte de que la revista Time nos considerara uno de los 100 mejores lugares del mundo. Eso fue fantástico porque nos trajo mucha gente de Estados Unidos y de Inglaterra que nosotros no pensábamos recibir, no estábamos esperando ese mercado”, señaló.
En 2020, con la pandemia, muchos uruguayos conocieron Sacromonte y hoy representan el 50 % de los visitantes: “Al tener las fronteras cerradas, el uruguayo empezó a viajar mucho por el interior, y nosotros conocimos también un público que pensamos que no estaría interesado en Sacromonte por ser un lugar local, pero nos dimos cuenta de que era un lugar distinto a muchos de lo que ya existían, y en un paisaje con el que el uruguayo no estaba muy familiarizado”.
Una experiencia diferente
“La idea es darle al visitante o al huésped una experiencia completamente distinta a la que ya ha conocido, en una sierra prácticamente virgen, donde el visitante puede hacer senderismo a lo largo de un arroyo, recorrer la huerta orgánica, una capilla muy linda que tenemos, donde está la imagen de la virgen de la Carrodilla, que es la patrona de los viñedos en Mendoza, y terminar el paseo del día con un almuerzo en el cerro, con toda la vista del valle. Luego también está la experiencia de quien se queda en la noche, en las cabañas, que es una experiencia muy linda porque ahí sí tienes un contacto distinto con la naturaleza, un cielo completamente estrellado, te quedas a cenar, y al ser tan pocas habitaciones el trato es súper personalizado, el confort de las habitaciones es de un hotel cinco estrellas, pero en el medio del campo”, expresó.
Viña y vinos
Sacromonte tuvo su primera vendimia en 2018 y al año siguiente logró tener su propia bodega, en las instalaciones de la antigua Bodega Faraut en Jacksonville, donde procesan los vinos de la Sierra de Carapé y los viñedos de Faraut, que tienen más de 40 años.
En la Sierra de Carapé, Sacromonte tiene plantas de uva tinta: Tannat, Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah y Marselan, con las que elabora un blend de seis variedades. “A ese vino le llamamos seis cepas, y también tenemos esa misma versión del vino seis cepas en la versión reserva, al que llamamos Carapé, como el lugar de origen. Ese vino ha tenido una buena experiencia porque es el que ha sacado mayor puntaje a nivel internacional”.
Tenemos también unos varietales, Cabernet Sauvignon sin reserva y con reserva y el Tannat sin reserva y con reserva, continuó relatando. “Nos ha ido muy bien con ambos. Un año el Tannat sin reserva sacó medalla de oro y el Tannat reserva sacó medalla de plata. Y también tenemos un Syrah nuevo y un vino rosé que ha salido espectacular porque es un vino muy fresco. Hemos tenido mucha suerte con el vino, porque los suelos son muy especiales, con mucho esquisto de mica, esquisto granítico, hay un microclima realmente distinto y hemos conseguido premios muy importantes a nivel mundial con los vinos”, señaló Borit.
A la bodega de Jacksonville, donde se realizan degustaciones, visitas y almuerzos, Sacromonte agregó “la bodeguita”, instalada recientemente en Carrasco, en la esquina de Millington Drake y Rivera. “La idea surge porque hay mucha gente que en el día a día no puede irse tan lejos, hasta Maldonado, o la Sierra de Carapé, o no le resulta práctico o tiene muchas cosas durante la semana y no organiza una reserva para ir a visitar la bodega en Jacksonville. Entonces dijimos: vamos a acercar cualquiera de esas experiencias al público de Montevideo con la bodeguita, para traer un pedacito de la experiencia de Sacromonte más cerca de la gente”, comentó.
“Estamos abiertos desde las tres de la tarde, entonces cualquiera que tenga que comprar vino pasa por acá y tiene todo el portafolio de los vinos Sacromonte bien explicado, bien detallado y en formato regalo, te lo llevas con un envoltorio muy lindo, muy presentable, y además de comprar el vino, ya que la esquina y el jardín que tiene el lugar son tan lindos, abrimos un café también, entonces puedes tomar un café en la tarde acompañado de un scon o un sándwich de focaccia, una torta o un postre, y en la tardecita ya se convierte en lugar de degustaciones. Tu vienes y escoges un menú de tres o cinco pasos y tienes la posibilidad de degustar tres o cinco vinos de la colección que tenemos”, explicó.
El balance de Uruguay
Consultado sobre las particularidades de emprender en Uruguay, Borit comentó que, a diferencia de otros países con los que ha tenido proyectos por la multinacional aceitera, como Brasil, Perú, Estados Unidos, Dinamarca, Holanda o Suecia, en Uruguay “no se ve el sentido de la urgencia”. “Acá tienes una reunión con alguien y luego de terminar la reunión en vez de decir comenzamos mañana, te dicen ‘te llamo la próxima semana para ver cómo hacemos’. Ese tipo de cosas al principio te cuestan, pero después te das cuenta de que el uruguayo tiene algo que los otros países no tenemos, que es un balance entre trabajo y vida de familia”.
“En otros lugares te matas por terminar algo mañana, pero ese día lo sacrificaste por completo y no tuviste contacto familiar”, señaló. Otro punto destacado por Borit fue la transparencia: “En Perú o Brasil contactas a un proveedor, el proveedor te dice ‘sí, te lo tengo para mañana’, y no lo vas a tener para mañana, pero te dijo que sí. Acá te dicen ‘no, yo no puedo hoy, quizás dentro de un mes’, y uno piensa que no tiene interés, pero no, está siendo completamente sincero, y al final los tiempos van a ser los mismos, solo que el uruguayo fue más honesto”.