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Con Luis Oreggioni, director de Planificación de la Intendencia de Montevideo
El arquitecto y director de Planificación de la Intendencia de Montevideo, Luis Oreggioni, conversó con Somos Uruguay Revista sobre el proceso de conformación del primer inventario patrimonial del Centro y áreas de proximidad, que será enviado a la Junta Departamental de Montevideo para su aprobación.
El inventario presenta una categorización patrimonial completa de toda el área, establece una serie de figuras de protección patrimonial para identificar edificios o sectores urbanos que tienen valor y es necesario proteger, y lugares donde la ciudad tiene condiciones para una mayor edificabilidad.
Una zona heterogénea
Oreggioni explicó que el Centro y Cordón es una parte de la ciudad que responde a etapas de crecimiento que comenzaron cuando se demolieron las murallas, cuando hubo un desarrollo de la ciudad hasta Ejido y luego una expansión hacia Bulevar Artigas.
“Ahí hay un conjunto heterogéneo de construcciones, algunas del siglo XIX, muchísimas del siglo XX, con una condición que es muy típica de todo Montevideo, que se ha ido construyendo padrón a padrón”. Hay construcciones 30, 50 o 60 años más antiguas que el resto, una junto a la otra, y eso le da una diversidad que es parte de la singularidad de Montevideo, comentó.
El jerarca dijo que los aspectos que se miran cuando se busca la protección patrimonial están relacionados con la preservación de ciertos rasgos de identidad. Dada la forma en la que fue construida Montevideo, el inventario no es una figura de preservación de un área homogénea, sino que hay construcciones que son sustituibles.
“Acá hay un campo de transformaciones posibles muy grandes”, y a partir de la Ley de Vivienda Promovida, que retiró de la costa la posibilidad de hacer desarrollos con exoneraciones, hay áreas centrales de la ciudad que se volvieron más atractivas para los desarrollos inmobiliarios.
Por ese motivo, para evitar la destrucción de padrones con valor patrimonial por la presión de la dinámica de la construcción, “es que se originó el inventario, para identificar qué es lo que hay que proteger en este lugar. Como territorio dentro de Montevideo y seguro dentro de Uruguay, es un inventario en general enorme, son casi 9.000 padrones, 432 manzanas, varios barrios y por lo tanto una gran diversidad de situaciones”, afirmó.
Las competencias departamentales
Oreggioni explicó que la Ley 18.308, de Ordenamiento Territorial, es la que ordena las competencias departamentales con relación a la protección, los inventarios patrimoniales, la regulación y la edificabilidad, y destacó la importancia del diálogo con diferentes actores de la sociedad civil, por lo que la intendencia ha concretado más instancias de participación de las que exige la ley.
“Tenemos diferentes modos de interacción con la sociedad civil, con las vecinas y vecinos del barrio, para difundir y también tener un feedback sobre esto. Al comienzo de este proceso hubo incluso algunas organizaciones de la sociedad civil vinculadas al patrimonio que manifestaron su preocupación e hicieron contribuciones para detectar algunos inmuebles con valor, y también hubo un trabajo de la intendencia que quedó publicado mucho tiempo y que se fue modificando a partir de esto”, expresó.
“Desde ese lugar, escuchando todas estas voces, con diferentes intereses y con técnicos que tienen larga experiencia en la intendencia y se han graduado con formaciones específicas en urbanismo y protección patrimonial, es que surge este catálogo”, agregó.
Reducción de alturas
El funcionario mencionó algunos cambios en otras zonas que no son patrimoniales, pero que tienen una operación urbana muy fuerte, como el triángulo delimitado por las calles Constituyente, Rodó y Jackson, donde se redujo a 12 metros la altura habilitada para construir.
Explicó que allí hay unas callecitas muy estrechas, que tienen el ancho de las calles de Ciudad Vieja, y muchas zonas triangulares. En esa zona se permitía una altura de 27 metros, igual que en el Centro, y hay varios edificios ya construidos de diez pisos, metidos en un lugar donde no es lo más adecuado. “Para esta zona, con esta figura de valoración urbano ambiental, se realizó una reducción significativa en la altura, que se permite construir para preservar las proporciones del barrio, la escala y cierto carácter que tiene ese sitio”, explicó.
Oreggioni se refirió también a otras áreas de Montevideo que tienen oportunidades de transformación, como la zona ubicada detrás de Tres Cruces, en Cordón Norte: “Ahí hay lugares que fueron grandes depósitos o lugares dedicados a la industria, que son grandes padrones, grandes edificaciones, donde se podrían hacer construcciones de una altura mucho mayor, en algún caso, sobre todo con estudios particularizados, hay una mayor edificabilidad posible con proyectos especiales”.
“Valorándolo globalmente, creemos que ahí hay una oportunidad de desarrollar proyectos más grandes, y seguramente en el área donde aparecen más figuras de protección patrimonial el desarrollo inmobiliario de construcciones va a estar un poco más acotado”, comentó.
El inventario es “una caja con muchas herramientas, donde hay protección patrimonial, por un lado, y, por otro, una enorme posibilidad de que se sigan construyendo nuevos edificios. Lo que nosotros identificamos es de qué manera logramos unas relaciones más armónicas entre lo nuevo y lo que existe”.
Participación de la sociedad civil
Consultado sobre los procesos de intercambio con la sociedad civil y los diferentes elementos a los que las personas apelan para determinar el valor de un edificio o un entorno, Oreggioni destacó la importancia y la necesidad de las instancias de intercambio y participación que se desarrollaron en el proceso de conformación del inventario.
“También hay un intercambio de saberes y de sensibilidades, el intercambio de las historias personales y de las cuestiones singulares con lo colectivo. Tu memoria, esa cosa que a todos nos pasa, de querer que se preserve igual la calle de cuando yo era chico y jugaba a la pelota, eso tiene un valor para un pequeño colectivo, pero también tiene que tener un valor social. El valor de lo colectivo tiene que ver con que podamos entender que hay cuadras que son más atractivas para ser protegidas y otras menos; también tenemos que reconocer que en la identidad de Montevideo también está la diversidad y el cambio”, agregó.
Volver a las zonas centrales
En ese sentido, destacó la necesidad de acercar a las personas a las áreas centrales de la ciudad. “Nuestra área metropolitana tiene un gran drama socioterritorial desde hace mucho tiempo, y es que seguimos siendo la misma cantidad de personas pero vivimos cada vez más lejos del Centro y de las áreas centrales, que siguen siendo lugares que nos convocan para trabajar, para comer, para realizar gestiones. Tenemos que vivir más juntos y no seguir dispersándonos, porque esto implica costos en un montón de dimensiones, extender redes, líneas de ómnibus, pero también implica costos en términos del tiempo de vida de las personas, porque el que vive más lejos tiene que emplear más tiempo para desplazarse y por lo tanto dedica más tiempo a una actividad que en sí misma no es ni de ocio ni de trabajo, señaló.
Ante esa situación, Oreggioni destacó la relevancia que cobran las posibilidades de transformar zonas como el Centro y Cordón para lograr una ciudad más densa, pero señaló que hay cuestiones como la determinación de la cantidad de cooperativas, el tipo de vivienda, los marcos legales que regulen las construcciones, que trascienden la competencia del gobierno departamental.
La intendencia tiene su política de carteras de tierra, que da lugar a las cooperativas, pero se necesita una promoción fuerte de estímulo a la vivienda cooperativa, que se reconozca el valor que puede tener eso en áreas centrales; son cuestiones que están entre lo nacional y lo departamental, agregó.