Descarbonizar la demanda eléctrica es clave para el desarrollo de Uruguay

Lo fundamental ahora es la segunda transformación energética y, en ese marco, la descarbonización de la demanda, es decir, sustituir el uso de combustibles de origen fósil en el transporte, la industria, el comercio y los hogares para poder aprovechar toda la energía limpia que el país genera y cuyo excedente eventual se pierde.

Con este concepto como introducción, la presidenta de UTE, Silvia Emaldi, destacó en este proceso la movilidad eléctrica por su incidencia para revertir la participación del transporte a combustión, que hoy es responsable de más del 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en Uruguay.

Por eso, las inversiones en esta administración “se enfocan sobre todo en la expansión de las redes de transmisión y distribución, porque los gobiernos anteriores la habían centrado en la generación”, enmarcó la jerarca, en otra edición de Línea de Encuentro, en la que también fungieron como expositores el director de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Christian Nieves, y el director de Estudios, Proyectos e Información de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Fitzgerarld Cantero.

“La primera transición energética (iniciada en 2008), que fue tan exitosa, con la incorporación de fuentes renovables, había que complementarla en esta segunda etapa”, justificó, en un encuentro organizado por Somos Uruguay el 30 de agosto en el hotel Cottage de Carrasco.

En el foro, al que asistieron empresarios, dirigentes políticos y sociales y expertos, Emaldi enfatizó que el plan estratégico que lleva adelante UTE se basa en los clientes, “que son la razón de ser de nuestra empresa pública de cobertura nacional, con usuarios que van desde las firmas grandes, medianas y pequeñas hasta los hogares, para lo cual apostamos a electrificar la totalidad de ellos”.

Añadió que las distintas acciones de UTE están enmarcadas en un programa de cinco ejes estratégicos, sostenidos sobre tres pilares fundamentales, como son la seguridad energética, la sostenibilidad ambiental y la equidad.

“Para ello tenemos distintas estrategias y una es la hoja de ruta que se desarrolla con el liderazgo del Ministerio de Industria y Energía para la incorporación de hidrógeno renovable, una industria que en el mediano y largo plazo puede ser clave para el desarrollo y las exportaciones del país, tanto el propio hidrógeno como sus derivados, el metanol y el amoníaco”.

La jerarca entiende que todo eso permitirá desarrollar una serie de nuevas capacidades e infraestructuras, “para generar un nuevo ecosistema entre los actores públicos, privados y la academia, para que, juntos, aprendamos, promocionemos y potenciemos el desarrollo del hidrógeno”.

UTE, que participa en los distintos grupos institucionales que lidera el ministerio junto con Ancap, la Administración Nacional de Puertos, las carteras de Ambiente y de Transporte y Obras Públicas, también puede ser cliente del hidrógeno del futuro, dado que las centrales térmicas, que hoy funcionan a gasoil o fueloil, lo podrían hacer con metanol, “por lo cual Uruguay sería 100 % renovable y cumpliría así todos los protocolos ambientales internacionales”.

“Nuestros equipos técnicos ya están estudiando los distintos pilotos a nivel internacional para convertir las actuales turbinas a las futuras que podrán funcionar con el nuevo combustible, así como su flota de camiones y otros vehículos”, informó.

Electricidad en movimiento

Más adelante en su disertación, la presidenta de UTE afirmó que “todo lo que hagamos para incorporar la movilidad eléctrica al país es clave para combatir la contaminación ambiental”.

“Además del beneficio para el ambiente por la reducción de la emisión de CO2 y la contaminación sonora, la movilidad eléctrica también aporta a la eficiencia energética, porque usa fuentes renovables que en muchos momentos están disponibles y su excedente se pierde, en particular en la noche, cuando hay más sobrante de energía eólica y menos consumo en hogares e industria”, comentó.

El aumento del uso de vehículos impulsados por electricidad es una constante en el mundo, al punto de que en 2023 ya había uno de esta modalidad por cada cinco en circulación, y Uruguay no se ha quedado atrás, y en el primer semestre de este año se vendieron unas 2.000 unidades con estas características, frente a las 1.470 comercializadas en todo 2023.

“A comienzos de 2024 había 3.500 vehículos eléctricos en el país, y las cámaras especializadas prevén que culmine el año con 9.000”, aseguró. “Desde UTE estamos trabajando a favor de ese cambio con lo que llamamos la Ruta Eléctrica Nacional, en la cual hasta ahora tenemos 317 puntos de carga y a fin de año llegaremos a 370, muchos de los cuales serán de acción rápida, con una demora de 20 minutos para abastecer hasta 80 % de las baterías”, explicó Emaldi.

Indicó que hasta el presente se han utilizado como lugares de carga estaciones de Ancap, mediante un acuerdo interinstitucional, así como lugares públicos en acuerdo con las intendencias departamentales. El desafío inmediato, dijo, es ampliar la red mediante convenios con actores privados. “También es de precisar que hay un ahorro importante cuando uno carga su auto en el domicilio con la tarifa triple horario de 0:00 a 7:00, que llega a ser 20 veces más barato que si se hace en un puesto público”, alentó.

Además de la movilidad eléctrica, la jerarca recordó que también hay otros sectores que pueden aportar a la descarbonización, como es el caso de las bombas de calor o los equipos de aire acondicionado, que son la forma más eficiente de calefaccionar un hogar. “Las diferencias son muy significativas si se comparan con el supergás, que es tres veces más caro, o con una estufa a leña abierta, que llega a ser siete u ocho veces más oneroso”, ejemplificó.

“La bomba de calor es una tecnología que se impone en el país, con un ahorro en torno al 70 % mensual, posible de aplicar en edificios, piscinas, domicilios y en los procesos industriales”, precisó.

Generación, transmisión y exportación

Las empresas de energía eléctrica son intensivas en el uso de capital, recordó Emaldi, quien informó que UTE elabora un plan quinquenal con esa mirada, de proyección hacia los próximos años.

“En esta gestión se elaboró un plan con un objetivo de inversión de 1.370 millones de dólares, entre las propias de la empresa y aquellas realizadas a través de fideicomisos, estructura que nos permite sumar capital necesario para el sistema y que por su plazo de financiamiento y forma de contabilización habilitan a que ese espacio sea mayor”, señaló. “Hasta la fecha llevamos ejecutados alrededor de 1.210 millones de dólares”, detalló.

Por eso, precisó, en este período se apostó por el refuerzo de las redes de distribución eléctrica, tanto en las de alta tensión como en las que llegan a cada uno de los hogares, “que habían quedado un poquito más rezagadas en favor de la generación”.

“Cuando hablamos de transición energética, además de la generación, es clave la transmisión, máxime que hoy las centrales de generación están dispersas por el territorio, lo cual, si bien es una ventaja, también obliga a mejorar la manera en que la electricidad llegue a los centros de consumo”, apuntó.

Para la presidenta de UTE, el desarrollo de las grandes carreteras por las que la energía fluye es clave para garantizar la disponibilidad de electricidad, tanto para el uso en el país como para la exportación a países vecinos.

De ahí la importancia de la obra mayor en curso, para completar el llamado Anillo de Trasmisión del Norte, que conectará el sistema eléctrico entre los departamentos de Tacuarembó y Salto, pasando por Chamberlain, que cubre una distancia de aproximadamente 360 kilómetros, y reforzará la capacidad de transmisión de los parques eólicos y solares de esa zona del país, así como los que en un futuro se instalarán para la producción de hidrógeno verde.

Este plan de inversiones en transmisión prevé que en el correr de los próximos 25 años haya que aumentar la generación eléctrica, por eso está previsto el desarrollo de nuevas fuentes renovables a partir de 2026, porque la demanda viene en aumento, ya que pasó del promedio de 2 % anual a 3 % y 4 % desde la pandemia de covid, comentó Emaldi.

“Debemos mantener el promedio de 98 % del total de cobertura eléctrica con fuentes renovables, para lo cual se prevé incorporar producción desde paneles solares fotovoltaicos, por su costo y por la complementariedad que tiene con la energía eólica”, indicó. También informó que a partir de 2032 se agregarán más parques eólicos, además del respaldo térmico que siempre hay que tener disponible por emergencias climáticas.

Entre las últimas inversiones se cuentan un parque solar en Colonia Wilson, en San José, terminado semanas atrás, que producirá 25 megavatios, se está licitando otro de similar capacidad, y está previsto lanzar en los próximos meses un llamado para un parque solar más grande, de 75 megavatios, que completará la expansión que en 2026 deberá llegar a unos 100 megavatios de fuente fotovoltaica, en un camino que luego va a incorporar cada año 100 megavatios con inversiones propias y de privados.

Además de cubrir con suficiencia la demanda interna, la titular de UTE dijo que la empresa aspira a exportar cada vez más energía eléctrica. Este año se volvió a vender unos 400 megavatios a Argentina e igual cantidad a Brasil, “una cantidad importante si tomamos en cuenta que la demanda nacional es del orden de los 1.800 megavatios, gracias a que hay agua suficiente en las represas y exceso de vientos en todo el territorio”. “Proyectamos que para este año haya un ingreso de 100 millones de dólares por este concepto”, agregó.

También se prevé invertir en la renovación de los activos de la empresa, como las centrales térmicas y, en particular, la hidroeléctrica de Rincón de Baygorria, que ya cumplió 64 años y que requiere 70 millones de dólares en obras, que comenzarán a ejecutarse en enero, para extender su actividad por 30 años más. Salto Grande también está en proceso de renovación.

Las cuatro centrales hidroeléctricas (Rincón del Bonete, Baygorria, Palmar y Salto Grande), cuando tienen agua a pleno, cubren el 50 % de la demanda de electricidad del país.

Digitalización, ahorro y equidad

En este marco de ahorros, la medición inteligente es una herramienta fundamental, ya sea con doble o triple horario, con una reducción de las facturas en torno al 20 % de promedio, graficó Emaldi. A fin de año se llegará a cubrir el total de los consumidores de Uruguay con este sistema, lo cual posiciona al país como el único en América Latina con esta herramienta.

“Con este y otros ejemplos, como la conexión automatizada a través de WhatsApp del 80 % de los trámites comerciales, vemos que la transformación digital es clave para UTE”, sostuvo.

Ello ha permitido que la tarifa, en términos reales, se haya reducido en torno al 10 %; siempre se ha buscado hacerlo por debajo de la inflación gracias a la utilización también del dinero recuperado de las pérdidas de energía o por hurto de energía del pasado, que sumaban unos 15 millones de dólares al año.

“No solo debemos asegurar la infraestructura eléctrica, sino que, como empresa pública, lo debemos hacer en un marco de equidad energética, apuntando a que todos los ciudadanos tengan acceso a una energía segura y de calidad, y por eso es muy importante el plan de inclusión social, donde cada año se regularizan alrededor de 12.000 hogares”. “Al finalizar este período se completarán unos 50.000”, afirmó.

Añadió que eso está acompañado del bono social, implementado en 2022, cuando se hizo un trabajo con el Ministerio de Desarrollo Social para que todos los beneficiarios de los planes, más los hogares de inclusión social de UTE, se beneficiaran con descuentos de entre el 80 % y 90 % de la tarifa de energía hasta un consumo de 250 kilovatios/hora al mes. Son 174.000 hogares que al momento están incorporados en este sistema de descuentos.