La reunión de los Brics, un sacudón al tablero global

Puja por una nueva gobernanza y arquitectura financiera

A pesar de las diferencias y contradicciones anotadas en lo previo, la XV Cumbre de los Brics aprobó por unanimidad la ampliación del foro que reúne a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, las principales potencias económicas emergentes que pretenden posicionarse con mayor fuerza en el escenario geopolítico y financiero internacional como alternativa a las instituciones multilaterales establecidas por las potencias occidentales triunfantes en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La decisión de incorporar desde el 1° de enero de 2024 a Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán y también Argentina, siempre y cuando el gobierno que asuma el 10 de diciembre no decida lo contrario, agranda el horizonte ya amplio en lo geográfico y económico del grupo, en medio de un universo en movimiento aún con heridas abiertas por la pandemia de COVID-19 y en plena guerra ruso-ucraniana que volvió a abrir una grieta entre Occidente y el resto del mundo.

Pero esta vez no es una guerra fría, con fuerte amenaza militar entre un bloque capitalista y otro socialista con la consecuente aparición de un tercero en discordia, como fue el Tercer Mundo, sino una disputa económico-comercial que pone en juego la unipolaridad nacida de la caída a fines de 1989 del Muro de Berlín con la prevalencia global de las potencias occidentales y el dólar estadounidense como moneda patrón.

Entre muchos expertos y líderes se extiende la idea de que la ampliación decidida entre los días 22 y 24 de agosto en el Centro de Convenciones Sandton, en Johannesburgo, puede resultar el comienzo de un nuevo orden mundial, otra arquitectura financiera diferente a la surgida de los acuerdos de Bretton Woods, la conferencia empujada por Estados Unidos en 1944 en esa ciudad del nororiental estado de New Hampshire, que dio vida al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial.

Este movimiento tectónico, como lo califican observadores, con epicentro en esa ciudad sudafricana, pretende tener más influencia en las instituciones internacionales, como las financieras, y utilizar las monedas locales en detrimento del dólar, hoy de referencia mundial, y hasta en la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU), en especial en su Consejo de Seguridad, para ampliar sus miembros permanentes con derecho a veto, que son actualmente China, Estados Unidos, Francia, Rusia y el Reino Unido.

Desde hace tiempo Brasil, India y Sudáfrica pujan por ingresar en esta elite del poder en el marco de una reclamada reforma del foro mundial que haga más justa la representatividad. El punto 7 de la declaración final de la cumbre, precisamente, alienta esta postura, recomendando un rol más relevante para esas tres naciones, incluso en el Consejo de Seguridad. Sin embargo, expertos advierten que China y Rusia no parecen muy entusiasmados en alterar ese status quo.

La nutrida e influyente participación de invitados, además de las resoluciones, marcó el peso de esta cumbre de los Brics, la primera que se hace presencial desde 2020 debido a la pandemia. Entre otros, se destacó la presencia del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, quien dijo que “las estructuras de gobernanza global de hoy reflejan el mundo de ayer, por lo cual deben reformarse para reflejar el poder y las realidades económicas”. 

Junto al presidente anfitrión, Cyril Ramaphosa, y sus pares Xi Jinping, de China, Nerendra Modi, India, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y el canciller ruso, Sergei Lavrov, estuvieron presentes también el titular de la Comisión de la Unión Africana, el chadiano Moussa Faki Maham, la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los propios Brics, la brasileña Dilma Rousseff, jefes de gobierno y cancilleres de otros 34 países, la mayoría de los cuales han solicitado su incorporación al foro, además de 67 dirigentes de África y el Sur Global. No fue invitado ningún gobernante ni representante de países del Norte industrializado.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, participó en la cumbre a través de videoconferencia porque pesa sobre él una orden de arresto por presuntos crímenes de guerra en Ucrania emitida por la Corte Penal Internacional, de la cual es miembro Sudáfrica, y por tanto se obliga a arrestarlo como mandata el Estatuto de Roma que creó ese tribunal.

Otro de los participantes fue el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en su calidad de presidente del Grupo de los 77 más China (G-77), la alianza de 134 países del Sur en desarrollo en la ONU, que negocia una concertación de agendas internacionales con los Brics. Este grupo realizó su cumbre pocos días después, el 15 y 16 de setiembre, en La Habana.

Ahora son 11

“Hemos coincidido en el tema de la ampliación y tenemos un documento adoptado que establece pautas de principios y procesos para considerar a los países que desean convertirse en miembros de los Brics”, comunicó la canciller de Sudáfrica, Naledi Pandor, al término de los días de deliberaciones.

A través de Ubuntu Radio, emisora oficial de la cumbre de Johannesburgo, Pandor añadió que se había logrado “un consenso sobre la primera fase de este proceso de expansión a la que le seguirán otras”, en referencia a la incorporación a partir del 1° de enero de Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Argentina, que eleva de cinco a 11 los miembros plenos de los Brics, nombre que será mantenido porque, como dijo Lula, “es bonito”.

Brics es el acrónimo de sus cuatro miembros fundadores del foro en 2006, y de Sudáfrica, que se sumó en 2011. No cuenta con secretaría ni presidencia permanente, así como tampoco con sede institucional, lo cual hace que las cumbres y cambio de autoridades se hagan de forma rotativa cada año.

Pero, según se desprende de esta última reunión, no serán solo 11 en el futuro cercano, porque también han solicitado su ingreso a esta alternativa geopolítica universal una cuarentena de países más, 18 de los cuales han presentado ese pedido de modo formal. Entre ellos se cuentan los latinoamericanos Bolivia, Cuba, Honduras y Venezuela, y también han hecho lo propio Argelia, Bangladés, Baréin, Bielorrusia, Kazajistán, Kuwait, Indonesia, Marruecos, Nigeria, Palestina, Senegal, Tailandia y Vietnam.

Ya los cinco Brics actuales representan 41 % de la población mundial, en una superficie total que equivale a 30 % del planeta y son responsables del 20 % de las exportaciones, de 17 % de las importaciones y también de un tercio de la producción mundial de cereales, lo cual los transforma en protagonistas de la contienda por la erradicación del hambre y la pobreza en 2030, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). También se destacan en el desarrollo científico y tecnológico, incluida la inteligencia artificial.

La participación en la producción económica mundial ya había aumentado del 18 % al 26 % entre 2010 y 2021, según el último informe de inversión de abril de la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), publicado por el portal de Telesur. El crecimiento económico se debe en especial a China, que es también el mayor socio comercial de Brasil, Rusia y Sudáfrica.

Empero, la ampliación de los Brics aumentará aún más su participación en el comercio mundial; pasará de congregar a 42 % de la humanidad a casi 47 %, y será responsable ya no del 23 % del producto bruto global sino del 36,9 %, superando así al G7, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, que este año se ubica en 29,9 %, según datos del Fondo Monetario Internacional. También concentrará 43 % de la oferta petrolera del planeta y 40 % del gas, además de otros importantes recursos naturales como litio, hierro, oro y acero.

Los nuevos integrantes desde el año próximo son significativos por ser Argentina la segunda economía de América del Sur, Egipto también la segunda de África, Etiopía con el más rápido crecimiento africano, y tres gigantes petroleros mundiales como son Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán.

“Como indicó el presidente Ramaphosa, Brasil da la bienvenida a los Brics a los seis nuevos estados” y “dedico un mensaje especial al querido Alberto Fernández, presidente de Argentina y gran amigo de mi país y del mundo en desarrollo”, señaló Lula en la cumbre.

Es que Argentina es el mayor socio comercial de Brasil en América Latina y aliado fundamental en el Mercosur.

Además, Argentina asoma como actor destacado en el concierto económico mundial, pese a la grave crisis actual, no solo por su producción alimentaria sino por sus reservas de litio, la cuarta del planeta, y de hidrocarburos “no convencionales” (extraídos por técnica de fracking o fractura hidráulica), al ostentar el segundo mayor reservorio de gas y el cuarto de petróleo en el mundo en esta modalidad. El desarrollo de la infraestructura de distribución y exportación en esta materia materializará en 2024 este avance.

Una cuestión de monedas

El establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) para financiar proyectos de infraestructuras, al estilo del Banco Mundial, y cuya sede central se ubica en Shanghái, resulta hasta ahora el mayor éxito de los Brics, a juicio de analistas internacionales. La entidad, que tiene como principales accionistas a los cinco miembros iniciales, no solo sumó ya a Bangladés, Egipto, Emiratos Árabes UnidosUruguay, sino que instaló su primera oficina regional, en Johannesburgo.

Con la presidencia de la exgobernante de Brasil Dilma Rousseff (2011-2016), aparece como la punta de lanza financiera. Ha intervenido en proyectos de desarrollo en cuatro continentes por 33.000 millones de dólares, dos tercios de ellos en la divisa estadounidense, pero ha sido modesto hasta ahora su avance en el principal objetivo de los Brics como es la desdolarización del sistema planetario, que rige desde la eliminación del patrón oro.

El 60 % de las reservas de divisas del mundo y 88 % de las transacciones internacionales se mantenían en dólares hasta 2022, según el último informe financiero internacional. Empero, se multiplican por estos días las iniciativas para usar el yuan en el intercambio comercial de los Brics así como moneda de apoyo a naciones necesitadas de divisas, como ocurrió con Argentina, que usó este año un swap (canje) con China, que tenía desde hace diez años, para pagar cuotas de deuda al FMI.

Según informes de agencias multilaterales, China aparece con fuerza como prestamista de última instancia, estimándose que su cartera ya llega a más de 20 % de lo prestado en los últimos diez años por el FMI, que era quien tenía ese rol en exclusividad.

Por eso es que entre los puntos principales del orden del día de la cumbre de Johannesburgo figuró el título “Perspectivas de desarrollo de relaciones monetarias y bancarias comunes”, junto a la ampliación del bloque, la cooperación económica entre los estados del Sur Global en áreas como inversiones, energía, infraestructuras estratégicas y tecnologías innovadoras, cuestiones de seguridad mundial relacionada con las nuevas estructuras de orden internacional.

Lo que parece claro para distintos analistas de esta cumbre es que los mercados emergentes sueñan con destronar al dólar en el nuevo orden mundial en proceso. Tal pretensión quedó graficada en los puntos 44 y 45 de la declaración, en los que se plantea el establecimiento de un sistema de pagos en monedas locales que reduzca progresivamente el reinado del dólar en el comercio mundial.

A juicio de Lincoln Bizzozero, experto en relaciones internacionales de la Universidad de la República, “la ampliación de los Brics hace que la tendencia a la desdolarización de la economía mundial tome una nueva dimensión, por la importancia del conjunto de los estados y sus respectivas áreas de influencia”.

En la actualidad solo cinco países, Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido, tienen más de 40 % de la capacidad de voto en el FMI, una cifra muy por encima de su peso económico actual, mientras que los Brics suman menos de 10 % de votos, pese a que son responsables de 23 % del producto mundial.

“La idea de ir hacia el objetivo de una moneda común R5, como ya comenzaron a denominarla, implicará un fino trabajo para que esa unidad de cuenta, que comenzará con una canasta de las cinco monedas, refleje el peso relativo de cada una de acuerdo a la importancia de las economías de cada país”, complementó en su nota en La Diaria.

Se estima que para 2025, cuando Brasil presidirá los Brics, comience a utilizarse en el comercio entre los países miembro esa moneda de referencia, cuyo nombre proviene de las iniciales del real brasileño, el rublo ruso, la rupia índica, el renminbi chino (también conocidos como yuan) y el rand sudafricano.

La cuestión fundamental, según Bizzozero, es que al dejar de ser el dólar la moneda de referencia, “Estados Unidos no contará con esa arma para presionar a los países, bloquearlos o congelar sus reservas, como ocurrió recientemente con Rusia, en que las sanciones congelaron activos por unos 300 billones de dólares, la mitad de sus reservas. Además, Estados Unidos tendrá más límites para la emisión de deuda, con las consiguientes repercusiones en distintos ámbitos”.

Esa preocupación quedó expuesta en la declaración final al rechazar “el uso de sanciones unilaterales y sus efectos negativos en los países en desarrollo”, y defienden “el multilateralismo y la defensa del derecho internacional”.

Los Brics declararon además que, “a medida que nos basamos en 15 años de cumbres, nos comprometemos aún más a fortalecer el marco de cooperación mutuamente beneficiosa bajo los tres pilares política y de seguridad, económica y financiera, y cultural y entre los pueblos, y a mejorar nuestra asociación estratégica en beneficio mediante la promoción de la paz, un orden internacional más representativo y justo, un sistema multilateral revigorizado y reformado, el desarrollo sostenible y el crecimiento inclusivo”. (Fotos: Agencia Brasil, Ricardo Stuckert/PR)