“Que el cliente les haga pasar una noche increíble a todos sus invitados”

Álvaro Vasile, director de Vasile Catering, habló con Somos Uruguay Revista sobre los inicios de la empresa, los obstáculos que implicó para el sector la emergencia sanitaria y las claves para recuperarse y mantenerse por más de veinte años como una empresa de gastronomía, que define como artesanal, innovadora y a la vanguardia de las nuevas tendencias.


La empresa se inició en 2003 cuando Vasile trabajaba como supervisor de ventas de una empresa de servicios financieros y decidió organizarle la boda a su mejor amigo. “A partir de ahí empezó a surgir un boca a boca que no ha parado”. 


Primero instaló una planta de elaboración y desde allí fue desarrollando diferentes líneas de negocio dentro del servicio gastronómico, lo que le permitió ir acumulando diferentes experiencias como empresa, entre ellas obtener la concesión, durante ocho años, del servicio gastronómico del Hipódromo de Maroñas, la concesión del Club Nautilus, la tercerización de personal de cocina de Sofitel de Carrasco, y, desde hace más de catorce años, el Hospital Británico. 


Hoy están buscando ampliar su capacidad de elaboración para desarrollar más eventos simultáneos, lo que implica extender las cámaras de frío y formar más personal. 


Consultado sobre los principales desafíos que supone la organización de un evento, Vasile respondió: “Para nosotros es un desafío que la selección de bocados, platos, postres y todo lo que se vaya a servir en ese evento sea cien por ciento a gusto de los invitados; ahí está la clave del éxito, que la gente va a un servicio que hicimos nosotros y el resultado final sea que todo estaba exquisito, ese es un poco nuestro objetivo. Uno hace todo para que el evento sea perfecto y único”.


La pausa por la pandemia


Vasile comentó cómo atravesaron la emergencia sanitaria, en el sector más afectado por la pandemia, debido al tiempo en que estuvo suspendido. “Afectó todo lo que involucra el desarrollo de un evento, no solo la gastronomía, sino una cantidad de rubros que están alrededor de un evento: modista, florista, diseñadores, decoradores, discotecas, fotografía, maquillaje, vestimenta, souvenirs, tarjetas, hasta el cotillón. Fuimos los últimos en restablecernos, hasta que no se sacaron todas las medidas de seguridad que había para poder hacer un evento mínimo. Recién el año pasado empezó otra vez como en la prepandemia”, señaló. 


En cuanto a las decisiones que se debieron tomar en ese momento, Vasile dijo que no tuvieron más alternativas que enviar al personal a seguro de paro, ante la incertidumbre que se vivió, y destacó la unidad de negocios vinculada al Hospital Británico, que permitió a la empresa continuar en actividad. “Al principio pensamos que iba a ser un par de meses, decíamos ´estamos en temporada baja, nos tomamos unas vacaciones y después reanudamos´. En junio nos dimos cuenta de que iba para largo”, agregó.


Consultado sobre los cambios que dejó la pandemia en el sector, Vasile señaló que quedó cierta incertidumbre que se refleja en el tiempo de antelación con el que se contrata el servicio. “Antes nos pedían que nos pusiéramos a trabajar para una boda con un año y medio de antelación; hoy te contratan dos o tres meses antes, eso ha cambiado bastante”. 


El otro gran cambio se dio cuando se levantaron todas las restricciones, “se veía que la gente estaba sedienta de festejar, eso un poco lo habíamos previsto y fue lo que nos pasó el año pasado, fueron eventos de lunes a domingo y no importaba, terminabas haciendo una boda un jueves al mediodía porque no había lugar”, comentó. 


Para Vasile lo más disfrutable del trabajo es estar haciendo lo que en verdad le gusta hacer: “A mí no me cuesta estar un fin de semana viviendo un evento y estando hasta las últimas horas de la madrugada acompañando al cliente y viendo el disfrute de la gente con todo lo que vos le estás sirviendo, y apreciando el trabajo que uno hace. Para mí ese es el mayor placer que puedo tener”. 


“Es un trabajo que hago con mucho cariño y mucha responsabilidad, porque requiere por parte del cliente la confianza en nuestro servicio, y nuestra experiencia para que el evento sea perfecto. Me siento con mucha responsabilidad frente al cliente, porque el cliente está comprando algo que es intangible, porque hasta la hora del evento no va a poder ver ningún servicio. Lo importante es que cuando llega el momento estemos los dos con esas expectativas, y que el cliente les haga pasar una noche increíble a todos sus invitados. Para nosotros es la continuidad de nuestro trabajo, esa responsabilidad es la esencia del trabajo que hacemos”, reflexionó.