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El creador del café La Resistencia, Gerónimo Olmando, habló con Somos Uruguay sobre los desafíos que implicó instalar de cero un lugar donde tomar un café de especialidad en una zona con pocos servicios pero ideal para experimentar la buena convivencia entre el café y la naturaleza.
El café La Resistencia se instaló en el balneario Santa Ana en diciembre de 2021 y desde esa fecha ha logrado transformarse en un referente ineludible en el departamento de Colonia, recibiendo visitantes y turistas que llegan en busca de una oferta única en la que confluye la experiencia del café y la impronta del bosque.
¿Cómo surgió la idea de poner un café en el Santa Ana?
La idea surge principalmente por esas ganas y hasta en algún punto la necesidad de construir un espacio en el bosque donde pueda tomarse un rico café de especialidad. El balneario Santa Ana, de Colonia, tiene una amplia playa y ni bien uno sube de la playa, se sumerge prácticamente en lo que es un bosque. Este ha sido un lugar donde uno ha venido desde muy pequeño y es un lugar donde uno encuentra la paz, relajarse conectarse con la naturaleza y desconectarse un poco de la ciudad y a uno le daba como la sensación de que faltaba un espacio o un lugar este donde poder tomarse un café de especialidad, que está muy en auge, últimamente y disfrutar de la naturaleza desde ese lado, no desde la interacción con el café y con el bosque.
¿Cuáles fueron las principales dificultades en el proceso?
El proceso no fue fácil porque lo primero fue conseguir un espacio, un lugar, y una vez que conseguimos el espacio donde nos hicimos la idea de que ahí podría existir una cafetería que reuniera estos requisitos de estar metida en el bosque hubo que construir y construir en un balneario donde en el año no habita mucha gente y los servicios de escasean, no es fácil. Entonces uno de los principales desafíos fue ese, el acceso a los materiales, a planificar todo muy detenidamente porque cada acción o cada movimiento tiene que ser planificado porque no te puede faltar nada para el día de la jornada laboral y todo ese tipo de cosas. Ese fue uno de los principales desafíos. Después en el proceso en sí de abrir la cafetería no hubo grandes desafíos porque también uno se ha rodeado a lo largo de la vida de buenos amigos y amistades que han tenido experiencias de este tipo, entonces me fueron guiando mucho en el proceso de contactarme con proveedores, con servicios y ese tipo de cosas, así que no podría catalogar que ha sido un proceso difícil o de grandes dificultades, pero sí ha sido un proceso que ha requerido de una constancia permanente de la gestión de cada una de las cosas y de los elementos que hoy en día componen la cafetería, y que también son valorados por el cliente una vez que se sienta en la mesa y les llega la taza de café. El cliente valora todo lo que pasa en su entorno porque entiende que todo tiene sentido en el marco de una propuesta donde uno puede conectar con la naturaleza y dejar un poco atrás la gran ciudad.
¿Qué es lo que más te gusta del trabajo?
Sin duda lo que más me gusta del trabajo en la cafetería es la posibilidad de preparar una rica taza de café, ya sea con cualquiera de los métodos y llevársela a la mesa al cliente y que el cliente sepa valorarla y disfrutarla y que también se interese y pregunte, ya sea un capuchino que requiere de un buen espresso y todo su arte latte que hoy en día es lo que llama la atención, que es esta esta posibilidad de poder dibujar con leche. Me parece que ese tipo de cosas, cuando uno las lleva a la mesa y el cliente recibe su taza con un corazón, con una hojita o con un dibujo determinado son un disparador como para poder conversar de café. También todo lo que tiene que ver con los métodos, que hoy en día es una de las cuestiones que está muy en auge, los diferentes métodos de extracción de café que hacen a la cafetería especialidad y hacen también a la experiencia de poder disfrutar granos que de repente habitualmente uno en su lugar no se prepara. El empujar todo eso desde la cafetería es una de las cosas que más nos gusta. La posibilidad de tener en el balneario de Santa Ana la oportunidad de probar una chemex, que es con un método de extracción alemán o una v60, que es un método de extracción japonés, ambos filtrados por goteo con filtro de papel, con un grano de Kenia, de Etiopía, de Colombia o de Brasil, es una de las cosas que en lo personal más me motiva y más me gusta del trabajo, poder ofrecer esa variedad y esa diversificación de sabores y de aromas en la taza del cliente.
¿Cómo te imaginás el café en los próximos 5 años?
En principio no sé si me lo imagino de acá a cinco años, creo empezar a entender a lo largo de los meses y la experiencia, hace prácticamente un año y cuatro meses que estamos, que este tipo de negocios también tiene su ciclo o van mutando de determinada manera, o la vorágine de ofrecer nuevas experiencias y de los clientes de buscar nuevas cosas también hacen que el negocio vaya mutando.
Seguramente, si existiera de aquí a cinco años no va a ser tal cual como está hoy, creo que tendría que ser un negocio donde ampliara esta pasión por el café a la cocina y ofrecer un servicio más completo, pero no sé si es algo que me imagino ahora. Creo que también un poco la identidad de La Resistencia es el disfrute del momento y de esta taza de café y lo que venga en la próxima taza veremos en qué situación nos encuentra.