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El gerente general de Securitas, Oscar Sagasti, reflexionó sobre las estrategias que le permitieron a la empresa superar la reducción de los servicios durante el 2021, y la recuperación del 2022, e identificó los grandes objetivos que tiene el sector, como la profesionalización, la dignificación del trabajo del guardia de seguridad, el combate a la informalidad y la cooperación entre la seguridad pública y la privada.
¿Cómo ha venido evolucionando la empresa en estos últimos años?
Venimos de dos años afectados por la incidencia del COVID-19, el 2021 más que el 2020. En el 2020 había comenzado la pandemia, pero en el 2021 sufrimos un poco las consecuencias del año 2020. Nosotros tenemos tres unidades de negocio: Seguridad Física, que son nuestros guardias, Seguridad Electrónica, que es el control de acceso de video, de incendio y de sistemas de gestión documental (DMS), y todo lo que llamamos Seguridad Mobile, o sea toda nuestra flota de autos en la calle recorriendo en servicio y respondiendo a alarmas.
En el 2021 caímos casi un 20 por ciento, y ahora en el 2022 estamos recuperando ese porcentaje que perdimos. Tenemos muchos clientes que son clubes, shoppings, colegios, y si está todo cerrado, en vez de diez guardias, se precisan dos, se necesita que el auto pase dos veces en la noche, en lugar de cuatro. No perdimos clientes, pero sí se redujeron bastante los servicios, y ahora estamos llegando a recuperar lo que decreció en el 2020.
La empresa ha adoptado una estrategia que le permitió diversificar su oferta de servicios, ¿no es así?
Sí. Hoy tenemos un mix de negocio. El 50 por ciento de la facturación de la empresa son servicios de guardias, de Seguridad Física. Esta empresa arrancó siendo 100 por ciento servicio de guardia, y hoy constituye el 50 por ciento. Hay otro 50 por ciento en Seguridad Electrónica, en Seguridad Mobile y soluciones de seguridad. Eso quiere decir que el mercado fue aceptando que a veces la seguridad no depende de la cantidad de guardias que tengas en tu empresa para cuidar tus instalaciones, sino que pasa por definir una solución integral, que contemple el recurso humano, obviamente, que son los guardias, pero que contemple también todo lo que evolucionó la tecnología en el sector de la seguridad, y como complemento también la flota de autos que tenemos nosotros para hacer controles aleatorios o controles compartidos entre determinados clientes. Estamos contentos porque definimos esa estrategia de migrar de una empresa 100 por ciento de guardia a una empresa que te brinda una solución de seguridad no solo con servicio físico, sino con la tecnología y con la flota de autos.
¿Cuánto hace que empezaron ese camino?
Empezamos ese camino hace ocho años, y la pandemia nos terminó pegando más en el 50 por ciento del negocio que son los guardias y no tanto en el 50 por ciento de electrónica; porque cuando instalás un sistema de alarma o un sistema incendio, o un parque de cámaras para controlar tu instalación, o un buen control de acceso, hacés una inversión por una única vez, que se termina amortizando en tres, cuatro o cinco años. No es que con la pandemia el cliente decidió quitar la alarma o el video, por eso en la unidad del negocio que más nos pegó la pandemia fue en el trabajo de los guardias, porque si la fábrica o el shopping están cerrados, lo único que se necesita controlar es que no entre nadie por la puerta principal.
¿Pudieron mantener las fuentes de trabajo?
Pudimos mantenerlas recurriendo a las herramientas que utilizó el gobierno en pandemia, el seguro de paro y el seguro de paro parcial. Fuimos aplicando en algunos casos el seguro de paro porque, si bien teníamos trabajo, no teníamos el mismo volumen laboral que antes; lo fuimos haciendo rotativo, y logramos mantener a todo el personal. Sufrimos la reducción de salario, sufrimos un montón de cosas, pero hoy, pasados los dos años, podemos decir que la gente que estaba trabajando en Securitas mantuvo su trabajo.
¿Cómo analizan la evolución del delito en estos últimos años?
Prepandemia había determinados indicadores, en la pandemia eso bajó, y ahora están retomando a los niveles que teníamos. Nosotros mantenemos un monitoreo permanente con datos de la empresa y con datos del Ministerio del Interior, evaluamos los tipos de incidentes que se dan y en qué lugar se dan; tenemos 3.300 guardias que cubren cerca de 700 sitios en todo Uruguay, y del otro lado tenemos 15.000 clientes que son hogares y pequeñas empresas que usan nuestro sistema de seguridad de alarma. Si bien en la pandemia habían bajado un poco las incidencias, de la misma forma que nos estamos recuperando en la situación económica y financiera, se están recuperando los niveles de incidencia.
¿Cuál es la estrategia de la empresa frente a esa evolución del delito?
Acá hay tres cosas a trabajar. Una es dignificar la tarea de nuestro guardia, que es un sector que venía muy deprimido. Yo a quien más respeto en la empresa es al guardia, porque las horas que el cliente paga son las del guardia que le cuida su empresa o su casa, no paga las horas mías, y yo cobro el salario gracias a las horas que hace el guardia.
Tenemos que dignificar la tarea de nuestra gente, sobre todo la de los guardias, que son los peor remunerados. Ese objetivo lo logramos basándonos en una gran herramienta que fue el Consejo de Salarios; nos pusimos de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, sindicato y empresa en que el sector seguridad junto con el de limpieza eran los dos sectores más sumergidos. Hoy ya no somos un sector sumergido, sino que el sector seguridad paga mejor que muchos otros. En este primer objetivo diría que estamos en un 80 por ciento.
El segundo gran objetivo era profesionalizar el sector, que era muy poco profesional, y en eso estamos trabajando con las cámaras de empresas de seguridad. En ese propósito estamos en la mitad.
El tercer objetivo es la cooperación de la seguridad pública con la privada, eso es lo que más nos costó, que se entendiera que la seguridad privada puede ayudar a la seguridad pública, y obviamente la seguridad pública puede ayudar a la seguridad privada. Hoy tenemos 25.000 policías y 20.000 guardias, es decir que existe un equipo de 45.000 personas; y si definimos claramente cuáles son las tareas que por ley puede hacer el guardia y cuáles son las tareas que por ley puede hacer la policía, lograríamos un complemento.
El gerente operativo de la Policía habla con el gerente operativo de cada una de las empresas para identificar dónde está el riesgo y poder mitigarlo en forma conjunta y que no haya un guardia haciendo cosas de policía que no tiene que hacer, porque la ley no se lo permite, y que no haya policías entregando un número en un banco o esperando con dos patrulleros al Banco de Seguros en un accidente de tránsito.
En este tercer objetivo estamos en un 20 por ciento, y no es cuestión de gobierno, porque avanzamos poco con el gobierno anterior y avanzamos poco con este gobierno. Otro tema que también nos preocupa es el combate a la informalidad, porque sigue habiendo empresas en la informalidad, que no le pagan al trabajador lo que tienen que pagarle, ni a la Dirección General Impositiva ni al Banco de Previsión Social ni al Ministerio del Interior. Esa es una batalla que tenemos que dar para no sentir que nosotros cumplimos con todo y después existe una empresa al lado que obviamente puede cotizar más barato porque no se ajusta a la ley.