Transporte de pasajeros camina hacia cambio de matriz energética

El transporte público de pasajeros de vehículos impulsados por energía eléctrica tiene virtudes y seguridades para funcionar en áreas urbanas y suburbanas, pero para media y larga distancia, al igual que pasa con los camiones, el hidrógeno verde es el adecuado; por esa razón, en un futuro no muy lejano, esos dos sistemas van a tener que convivir en Uruguay.

A esa conclusión llegó el presidente de la Cámara de Transporte del Uruguay, Juan Salgado, reflexionando, en diálogo con Somos Uruguay Revista, respecto del devenir del servicio colectivo de pasajeros en tiempo de crisis energéticas y de cuidados del ambiente, en el que los combustibles de origen fósil pierden terreno por su carácter contaminante, el alto costo derivado de la guerra ruso-ucraniana y el agotamiento de las reservas de fácil acceso.

Para el empresario, no hay dudas de que el transporte colectivo avanzará hacia un cambio de la matriz energética, como lo hizo en general el país en la década del 2010 con la instalación de parques eólicos y otras fuentes renovables, que dieron soberanía para no depender del petróleo y derivados en la producción de electricidad.

“El objetivo es que para el 2040 ningún ómnibus de Cutcsa utilice combustibles derivados del petróleo”, afirmó el también presidente de esa empresa, la principal del sector en Montevideo y con alcance a la zona metropolitana en San José y Canelones.

 

Salgado afirmó que prefiere “que sea el Estado” quien comercialice el hidrógeno verde, que se obtiene a partir de energías renovables (también el gris, que no ayuda al cuidado ambiental por ser producido con gas natural), aunque, si no lo hace, la empresa a su cargo está dispuesta a estudiar la posibilidad de asociarse con privados para ese fin.

El fideicomiso al gasoil es un subsidio directo para quien usa el sistema de transporte y eso permitió, por ejemplo, que el boleto urbano de pasajeros en Montevideo aumentase solo de 33 pesos en marzo del 2017 a 36 en la actualidad, con los descuentos correspondientes; pero si ese beneficio desaparece, el precio se incrementará 12 pesos, automáticamente, estimó Salgado.

Es muy claro que el fideicomiso permitió mantener esos valores, porque aquí “no hay magia, pues los salarios siguieron aumentando, al igual que los repuestos y el mantenimiento en general”, mientras que “el precio del gasoil se mantuvo estable, aunque el barril de petróleo costara 20 o 150 dólares”, explicó. El valor de referencia para Montevideo es, desde hace años, 13,13 pesos por litro.

“No debe haber en el país un subsidio o gasto que vaya tan directamente al cliente o al usuario como este, y es a nivel nacional, lo utilizan empresas de todo el país, tanto que solo 39 por ciento del total terminó volcándose al transporte urbano de Montevideo, mientras que el resto va a líneas públicas del interior de ciudades, y suburbanas de corta, mediana y larga distancia”, detalló.

Fideicomiso para desarrollo

El fondo se conforma con un porcentaje de lo abonado por los usuarios de vehículos con motores diésel, que hoy es de 3,48 pesos por litro, y está destinado a subvencionar parte del boleto a todas las empresas, personas físicas o jurídicas nacionales concesionarias de servicios regulares de transporte colectivo en líneas urbanas, departamentales y nacionales que se encuentren al día con los pagos a la Dirección General Impositiva y al Banco de Previsión Social, según reza el sitio en internet de la Corporación Nacional para el Desarrollo, que es la administradora.

En el marco de la discusión por el fideicomiso, está entre los cuestionamientos el de quienes advierten que ese subsidio puede hacer demorar el paso del sistema al uso de autobuses impulsados con energías limpias.

“Estamos trabajando con el Ministerio de Industria, en conjunción con las carteras de Transporte y de Economía, en el cambio de la matriz energética” y “hemos encontrado buena receptividad”, dijo Salgado. Agregó que “quizás este fideicomiso, que es un beneficio para la gente, pueda terminar de ser un gasto”.

El empresario entiende que se puede utilizar esa misma fuente de subsidio, “que en lugar de ser un gasto, se convierta en una inversión, porque en algún momento desaparecerá el motivo del subsidio, va a bajar en el mediano y en el largo plazo”.

Cada vez que somos convocados por el ministerio “reafirmamos que nos parece que es correcto que vayamos hacia ese cambio de matriz energética utilizando esos recursos para hacer algo que sea de largo plazo”, indicó.

Hasta ahora lo que hizo el fideicomiso fue mantener el precio del boleto, pero de aquí en adelante puede servir para incentivar la transformación hacia la energía limpia, explicó Salgado. En ese sentido, añadió, “nosotros hace pocos meses anunciamos que nuestro plan de renovación de flota normal de coches gasoleros lo transformábamos a eléctricos”, en un cronograma que comienza con 250 unidades para el 2025, seguido de igual cantidad para el 2030, 2035 y 2040, cuando se completaría el cambio en el 100 por ciento de los vehículos.

De todas maneras, Salgado aclaró que lo central es “brindar el mejor servicio, hoy más que nunca”. Hay dos variables que se tienen que tener en cuenta fundamentalmente, advirtió; una es la calidad del servicio, y la otra es el precio del boleto, “que hoy es mucho más sensible de lo que fue en toda su historia, porque cuando el mercado cae de la forma que lo hizo desde la pandemia de COVID-19, aumentar el boleto pensando en recaudar más termina siendo contraproducente, porque el mercado no lo tolera y cae”.

Una de las variables más importantes es tener mejor presencia y servicios con los recursos que existen. Para eso es necesario que las autoridades dispongan medidas para que el transporte sea más rápido. “Estamos trabajando con la intendencia en busca de hacer intervenciones urbanas con ese fin”, comentó el presidente de Cutcsa.

En el marco de esa mejora del servicio destacó las buenas unidades con que cuenta Montevideo, que tiene la flota más nueva de la historia del transporte del país, con aire acondicionado, red de wifi y puertos USB en muchas de ellas, a lo que se debe sumarle mayor facilidad para que los autobuses recorran en el menor tiempo posible el trayecto de origen a destino.