La construcción en su mejor nivel desde el 2015, aunque hay cierta incertidumbre

El presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay, Diego O’Neill, habló con Somos Uruguay Revista sobre la evolución del sector, que pasa por sus mejores niveles de ocupación en los últimos siete años, pero enfrenta un incremento de los costos de los materiales de importación y cierto nivel de incertidumbre en cuanto a qué pasará hacia fines de este año y en el primer semestre del 2023, cuando las obras de la planta de celulosa UPM II y el Ferrocarril Central se vayan terminando. O’Neill destacó el buen nivel de diálogo con el gobierno, algunas medidas que ha tomado sobre la implementación de la Ley de Inversiones y recalcó la necesidad de que se concreten algunas obras públicas que están en la agenda.

¿Cómo viene evolucionando el sector, en esta etapa de recuperación de la economía?

Nosotros fuimos el único sector que ya en el 2020 creció en su actividad, un 2 %, que no es mucho, pero fue un crecimiento al fin, en el año de la aparición de la pandemia. En el 2021 volvimos a crecer; el sector ha tenido un par de años que han sido buenos. Eso se ve más, sobre todo, por el lado de la ocupación, porque en el 2020 mantuvimos la ocupación promedio anual, a pesar de la pandemia, y en el 2021 crecimos sobre ese promedio anual un 10 %, llegando a picos de ocupación como el del mes de noviembre, en el que alcanzamos a casi 56.000 trabajadores. Indudablemente hemos tenido una buena performance, estos niveles de ocupación no se veían desde el año 2015.

¿Cómo vienen desarrollándose los primeros meses del 2022?

No tenemos los datos de ocupación, en diciembre del 2021 había caído un poco, pero es el comportamiento cíclico que tiene la industria: siempre el mes de mayor ocupación es noviembre. Este año estimamos que el nivel de actividad va a ser similar al del 2021, porque lo que está pujando mucho la actividad es UPM y el Ferrocarril Central, y esas dos obras todavía van a estar traccionando este año. Además, hay proyectos de vivienda que tienen un muy buen dinamismo. Para este año, estimamos que se va a mantener el nivel de actividad; la preocupación es hacia adelante, porque sobre fines de este año UPM empieza a decaer y la obra termina en el primer semestre del año que viene, y la del Ferrocarril Central también.

¿Cuántos puestos de trabajo toman esas obras?

Entre estas dos obras hay aproximadamente unos 10.000 puestos de trabajo. Nosotros vemos que el sector lo va a sentir porque hoy no hay proyectos que vayan a sustituirlos. Más allá de que pueda haber algunas inversiones del Estado, no creemos que vayan a ser suficientes.

¿Cree que el Estado debería dar otro impulso al sector a través de las obras públicas, pensando en el 2023?

Sí, creemos que lo necesita el sector y lo necesita el país. Por el lado del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, ha habido un incremento en la inversión que es destacable, como, por ejemplo, las inversiones de los proyectos de Contratos de Rehabilitación y Mantenimiento (Crema) para la ruta 5, la ruta 9 y la ruta 6. La parte de vialidad está teniendo un impulso; la que no ha tenido ese impulso es la parte de vivienda desde el Ministerio de Vivienda, ni obras de saneamiento o aguas corrientes, que son todas cosas que están en agenda, pero que no se han concretado. En la medida que se vayan concretando, van a ayudar a aminorar el escalón de caída; pero aun así, no creemos que sea suficiente.

¿Hay canales de diálogo para buscar una solución en conjunto que permita desobstaculizar esas obras?

Diálogo hay muy bueno y permanente, pero el tema es que las cosas se vayan concretando. Por ejemplo, el programa Entre Todos, del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, está en agenda, el fideicomiso para los asentamientos, las iniciativas privadas para el saneamiento en el interior, la planta potabilizadora de agua en Arazatí; son todos proyectos que están en agenda, que sería importante que se concreten porque van a ayudar a la inversión y la ocupación para el sector.

¿Desde el sector privado hay obras que sean destacables por su magnitud para afrontar el término de las grandes obras?

El otro día se aprobó, por ejemplo, en la Junta Departamental de Colonia la inversión para un proyecto de ampliar la ciudad; en la medida que eso se concrete sería muy bueno. Las inversiones privadas hay que irlas viendo, y a veces uno no tiene la certeza hasta que no se concretan. Por el lado de la vivienda hay mucho dinamismo, el gobierno ha tomado buenas medidas, los proyectos que salen por la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones, de gran dimensión económica, han dado dinamismo al sector, pero la construcción es muy amplia y para que haya buen desempeño tiene que haber inversión fuerte, no alcanza solo con la vivienda.

¿Cómo afecta a la industria en materia salarial este contexto de inflación?

Tenemos un convenio colectivo que asegura el mantenimiento del salario real que firmamos en el 2020 hasta el 2023; entonces, el aumento que salió ya el 1o de abril hace que la situación en el sector no requiera ninguna corrección.

¿Cómo ha repercutido la inflación en cuanto a los costos de las obras?

Ahí sí hay un problema que está atravesando la industria, primero por la pandemia y ahora por la guerra de Ucrania, por el incremento de algunos insumos básicos como el acero, el cobre, el aluminio, y eso no lo recogen por lo general los índices de ajustes de las obras, por lo que hay un encarecimiento de los costos muy importante; y con un dólar bajo como tenemos hoy, se agrava más. Hay un problema de importación en todos los insumos.

¿Hay cambios en cuanto a los métodos y los materiales que se están utilizando en el sector?

En la construcción hay incorporación de tecnología permanente con nuevos materiales y nuevos equipamientos, incluso la construcción tradicional de hoy es muy distinta a la construcción tradicional que se hacía hace 20 o 30 años; también hay sistemas industrializados. Es un sector en el que hay mucha innovación y mucha inversión para estar al día con los avances a nivel tecnológico en el mundo.

¿Cuáles son los desafíos más importantes que tiene el sector?

Fundamentalmente es la inversión, lograr mantener un nivel de actividad como el que estamos teniendo, ya que, en la medida en que UPM —y las obras conexas que se han venido haciendo— y el Ferrocarril Central se vayan apagando, el sector se va a resentir. Nuestro principal desafío es mantener ese nivel de inversión privada de tipo productivo, en vivienda e inversión pública para que, entre todo, se mantenga.