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La Liga de la Construcción celebró en el 2019 sus 100 años de vida. Nuclea a subcontratistas y a empresarios de obra de empresas chicas y algunas medianas, y de servicios: areneras, hormigoneras, de insumos, ascensores, sanitarios, eléctricos, entre otros. Desde sus primeros pasos, apenas comenzado el siglo pasado, ha sido siempre un baluarte en la defensa y la promoción de la industria de la construcción, en todas sus ramas. En la actualidad, según relataron a Somos Uruguay Revista los integrantes de su Consejo Directivo, reclaman políticas públicas de reactivación que sostengan e incrementen el nivel de actividad en el sector, a pesar de las dificultades provocadas por la pandemia del coronavirus, poniendo énfasis en el desarrollo de planes de vivienda de interés social
Sobre la mesa del Consejo Directivo de la Liga de la Construcción se posan manos de tres y más generaciones de empresarios, de trabajadores que hacen a la rica historia de la construcción en Uruguay.
En la casa central de la agrupación empresarial el movimiento es intenso hasta entrada la noche. A los empresarios que son socios, la actividad gremial les implica agregar horas a su jornada laboral. La tardecita es la hora de reunirse. Es una asociación de carácter patronal y gremial, constituida con personería jurídica el 2 de setiembre de 1919. El año pasado cumplió 100 años de vida, testigo del siglo de la industrialización y protagonista de la posmodernidad y el vértigo de la nueva era.
Agrupa en todo el país “a empresas que desarrollen actividades industriales o comerciales relacionadas con la industria de la construcción en todas sus ramas”. Pero a ella también pueden ser asociarse aquellas “personas físicas o jurídicas, propietarios o no de establecimientos industriales, comerciales o empresas del país o fuera de él, que soliciten su integración y esta sea aprobada por el consejo directivo”.
En la web de la Liga se leen claros sus objetivos. Básicamente, se nuclean en ella todos los contratistas y los subcontratistas del amplio universo de la construcción. “Yo te puedo hacer un racconto de los últimos 60 años para acá, quedan pendientes los otros 40”, explica Ubaldo Camejo, histórico integrante y presidente de la Liga.
El día de la entrevista con Somos Uruguay Revista lo acompañan sus colegas de directiva: el técnico prevencionista Javier Burguez, el técnico sanitario Vicente Farina, el técnico sanitario Juan Díaz Luthar, el ingeniero Manuel Ríos, el arquitecto Santiago Horjales y el técnico constructor Jorge Burguez.
“La Liga fue la madre de la construcción”, afirma el veterano dirigente, con voz pausada. El resto de la directiva le ha dado la palabra para que se refiera a los orígenes, cuando la institución agrupaba diferentes gremiales. “Estaba el Centro de Carpinteros, el Centro de Metalúrgicos, estaba la Cámara de la Construcción, que no se llamaba así, se llamaba Centro de Empresarios de Obra”, recuerda con precisión.
Camejo, quien trabajó toda la vida al servicio de la construcción, explica el cometido de la Liga: “Nuclea a subcontratistas y a empresarios de obra de empresas chicas y algunas medianas. Y nuclea todo lo que son servicios: areneras, hormigoneras, de insumos, ascensores, sanitarios, eléctricos”.
El origen de la institución siempre fue empresarial, y ese sigue siendo su cometido. “La prueba está en que la Liga se formó en 1919, y hubo una gran huelga por 1921 o 1922”, explica. Y se siente orgulloso al comentar que sus labores fueron fundamentales en la promoción de “algo muy importante”, como la “evaluación de tareas”, en conjunto con otras gremiales, pero con un rol esencial en la redacción y en el impulso. “Es más, tiene dos evaluaciones. La primera de 1972 y la otra del noventa y algo”, detalla.
Siempre funcionando
Para la Liga no hay partidos buenos o malos. Esta gremial de empresarios debe hacer que la rueda gire y no pare. Por eso impulsó uno de los primeros regresos a la actividad durante la pandemia por el COVID-19. La construcción paró solamente 15 días, el golpe no se sintió tanto. “Se activó con todo lo que había dejado el 24 de marzo y no cambió nada. La gente fue la misma, con excepción de Punta del Este, que vio reducidas algunas obras, con problemas de inversión de los argentinos, de extranjeros”, comenta. A la Liga no la afectó mucho, y la merma de alguna inversión tampoco, porque en general sus socios son subcontratistas de todo tipo de obra, privada o estatal.
“Hay una cosa que no se toma mucho en cuenta y es que los subcontratos son más del 40 por ciento de la obra. Siempre aparece el cartel de la constructora, y los demás pasamos desapercibidos”, precisa el arquitecto Horjales.
La realidad, el día a día, indica que los subcontratistas constituyen cada vez un porcentaje más significativo en el volumen general de la obra. Horjales explica que “las nuevas tecnologías hacen que el subcontratista ocupe un mayor lugar; sin embargo, queda en segundo plano”. Y concluye: “A nosotros nos molesta”.
Los subcontratistas no trabajan en carreteras ni puentes. Pero en UPM, por ejemplo, ocupan casi un 50 % de la obra.
“De lo que están hablando ahora las autoridades es de vivienda social, y ahí intervenimos, estamos”, asegura Horjales. “En esos planes de vivienda que se están haciendo —algunos incluso hechos por el Sunca [Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos], y en los que se dice que se van a hacer por el Ministerio de Vivienda—, se realizan con las nuevas tecnologías, y a muchas de ellas las estamos descubriendo. Esos planes van a hacer que los subcontratos ocupen mayor lugar que hasta ahora”, comenta.
Apartidarios
En la Liga de la Construcción se consideran totalmente apartidarios, y ante un nuevo gobierno no hay ningún cambio. “Nosotros convivimos con gobiernos de izquierda, de centro, de derecha e incluso con la dictadura”, precisa Camejo.
En la Liga no se pregunta a nadie del Consejo de qué partido es. Ha mantenido buenas relaciones incluso durante la dictadura cívico-militar, cuando el sector de la construcción siguió con sus tareas. Lo mismo le pasó durante los 15 años de gobierno del Frente Amplio, y espera que suceda lo mismo con la presidencia de Luis Lacalle Pou y la coalición de partidos que lo acompaña.
Sus miembros son independientes, pero —por obvias razones— siempre deben estar al tanto de la economía y su situación. Y una de sus grandes tareas es estimular por todos los medios a su alcance el desarrollo de la actividad de la construcción y su creciente perfeccionamiento, teniendo especialmente en consideración la necesidad de alcanzar índices crecientes de productividad.
Consultados por el clima de recesión que se menciona desde hace un par de años, Camejo indica: “Desde mi perspectiva, el gobierno va a tener que implementar alguna política de reactivación en la industria, porque no la puede dejar caer. Habrá menos inversión y de eso no caben dudas. Y parte de esa inversión la van a hacer con el ferrocarril y el puerto y en otras áreas que no son las obras de arquitectura. Pero no creo que la dejen caer el piso”.
Se asume popularmente que cuando la construcción funciona, el país va para adelante. “En este país se precisan 70.000 viviendas, y no en Carrasco; se necesita vivienda social, de muy abajo. Y eso es financiado por el Estado y hay intenciones. La ministra dio el número, y explicó que a ese número no se llega porque tampoco hay plata para llegar”, concluye el técnico constructor Jorge Burguez, asegurando que siempre se puede y se debe construir.
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Una vasta actividad
Cuando, por lo común, observamos la construcción de un edificio de viviendas o un complejo educativo o deportivo, es difícil darse cuenta de todas las empresas que están implicadas en el desarrollo de la obra. La Liga de la Construcción nuclea las siguientes actividades: empresas de la industria de la construcción (contratistas y subcontratistas); caleras y canteras de piedra caliza; calefacción y aire acondicionado; canteras de mármol y granito y sus talleres; cerramientos metálicos; cemento y fibrocemento; constructores; construcción en seco; empresas de demoliciones; fabricación de artículos de hormigón; fabricación y colocación de artículos de yeso y accesorios; fabricantes de materiales cerámicos; fabricantes de materiales y artículos para la construcción en general; fundaciones con pilotes; galponeros; impermeabilización; instalación y protección contra incendio; instalación y comercio electricista; instalación y mantenimiento de ascensores; industrias extractivas; instalaciones sanitarias; laminadoras; marmolerías y molienda de minerales; mosaicos, monolíticos y afines; pintores, fabricantes y distribuidores; prestadores de servicios en la industria; volquetas.
La Liga de la Construcción tiene bajo su órbita de funcionamiento desde el marco general legal hasta aspectos que implican mediación sindical y a nivel gubernamental.
Su actividad se enmarca en los siguientes ítems: “Relativos a leyes, decretos, convenios colectivos, resoluciones, salarios, traslado a precios, consultas de índole laboral e impositivo, Banco de Previsión Social, liquidaciones de salarios y todos sus componentes, compensaciones y viáticos, licencias, licencias especiales, etcétera. Impuestos, despidos, contratos de personal, contratos de obra, trabajo a término, seguro de paro, seguro por enfermedad o accidente, días de lluvia, días de paros, talleres, charlas, seminarios, normas de seguridad e higiene, evaluación de tareas, capacitación, representación ante temas o situaciones que afecten o sean de interés del sector, y más”. Y también “mediación de conflictos laborales (representación en la Comisión de Conciliación del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social); representación en Consejos de Salarios, comisión de seguridad e higiene, fondos de la construcción, Focer, entre otros”.
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El mandato institucional
La Liga de la Construcción tiene más de 100 años, y en todo ese tiempo ha definido con claridad sus perspectivas y objetivos. Más allá de la voluntad de tener mayor reconocimiento público, “promover y desarrollar la industria de la construcción y ramas anexas” es la esencia.
“Ejercer la defensa de los derechos y legítimos intereses de la industria de la construcción y todas sus ramas, propendiendo a su adecuada protección legal. Tal defensa se ejercerá en todos los planos que puedan interesar a la industria de la construcción, incluyendo el laboral, pudiendo asumir también la de empresarios individual o colectivamente considerados”, se lee entre sus objetivos. Además, “estimular la organización gremial de todas las empresas de la construcción, ramas anexas y servicios, por medio de su incorporación a esta Liga y a los diferentes gremios afiliados a la misma, que correspondan a los diversos sectores en que se divide la actividad de la construcción en todo el país”.
Se propone también “establecer dependencias o filiales, organizar servicios, exposiciones, publicaciones, conferencias, estudios, investigaciones, patrocinar los eventos que estime conveniente para sus fines, y participar en actividades similares”.