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Uruguay, con su cobertura de casi 100 % de la demanda eléctrica a partir de fuentes renovables, aparece en un lugar destacable en la materia en América Latina y el Caribe, que en conjunto solo llega a 31 %, y muy lejos en la comparación mundial, que apenas alcanza 14 % del total energético.
Y eso que la región ha crecido en su capacidad instalada de fuentes energéticas renovables, con un aumento de 4 % en 2010 a 22 % en la actualidad, precisó el director de Estudios, Proyectos e Información de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Fitzgerald Cantero.
El incremento en la infraestructura posibilitó “dar un gran salto en el acceso a la electricidad, que hoy llega a cubrir casi 97,54 % de sus 662 millones de habitantes”, añadió el exdirector de Energía en su participación por Zoom desde Quito en una cena de la serie Línea de Encuentro de Somos Uruguay.
“Pero aún quedan 16,2 millones de personas que no cuentan con acceso a ese recurso”, advirtió.
En el marco de su exposición, titulada Energía: Una oportunidad de desarrollo para América Latina y el Caribe, Cantero puso énfasis en que la energía, además de ser algo esencial para la vida, es un campo de grandes oportunidades para las inversiones.
“En estos momentos estoy en Ecuador, donde, a causa de la cuestión climática, hay carencia de agua desde hace un buen tiempo, lo cual lleva a restricciones en el uso energético, y debe importar el recurso a valores muy altos, pese a lo cual a veces igual se producen apagones”, narró.
Es un problema que afrontan también Colombia y los países de América Central, donde la matriz energética es muy dependiente de la producción hidráulica, “algo que en Uruguay pasaba solo unas décadas atrás”.
El experto uruguayo se refirió luego a los desafíos que tienen los Estados cuando encaran programas de diversificación de la matriz energética para reducir la dependencia de los combustibles de origen fósil. Uno de los principales es asegurar en la transición la disponibilidad de electricidad, garantizar el suministro a la infraestructura, la producción, y llegar a la mayor cantidad posible de personas, con un servicio de calidad y asequible, es decir, que se pueda pagar por las familias.
Un dato que muestra la importancia del acceso de la electricidad en el mundo es la necesidad que marcan los organismos internacionales de “garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos” en 2030, como lo establece el séptimo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 por la Organización de las Naciones Unidas.
“Para lograr ese objetivo hay que aumentar las inversiones en el campo de la producción renovable, mejorar la eficiencia energética y desarrollar políticas y un marco normativo que así lo permitan, asunto que suena muy lindo pero que es muy difícil llevar a cabo”, apuntó.
El acceso a la electricidad de cualquier fuente pasó de 73 % en 1998 a 97,54 % en la actualidad en América Latina, un avance importante para Cantero, quien recuerda que aún falta invertir entre 35.000 y 40.000 millones de dólares para alcanzar el acceso universal a la electricidad en 2030.
Oportunidades
El monto de inversiones que se requiere para completar el acceso a la electricidad en América Latina y el Caribe es de tal magnitud, entiende Cantero, que no pueden hacerlo solo los gobiernos, sino que se va a necesitar del sector privado. Y ahí están las oportunidades para desarrollar en conjunto las fuentes renovables, como la hidráulica, los parques solares, la eólica y hasta la nuclear, que ya poseen Argentina, Brasil y México.
En la región solo se ha utilizado hasta ahora el 30 % del potencial de energía hidráulica, el 10 % de la eólica y apenas el 1 % de la solar, aseguró el director de la Olade. A ello agregó que también es campo de inversiones las enormes reservas de petróleo, gas natural y carbono, que el mundo requiere con ansiedad.
“Un punto fundamental en este panorama es que aún hay 77 millones de latinoamericanos sin acceso a la cocción limpia, pues siguen usando leña y carbón, y esto por supuesto es un impacto demostrativo de esos desafíos que tenemos en lo inmediato”, complementó.
Para Cantero, otro dato interesante de analizar para entender la importancia del desarrollo de energías renovables “es el índice de renovabilidad de la generación eléctrica en la región, donde solo 12 de los 33 países están por encima del promedio de 65 % y otros 15 apenas superan el 50 %”.
En otro tramo de su exposición, el experto indicó que en este repaso hay que señalar, aunque sea a modo de titular, las expectativas por el desarrollo del hidrógeno verde, “que es una de las variantes que maneja la región para llevar adelante una nueva economía a partir de esta ventaja que nos da la renovable, así como lo son también el amoníaco verde y los combustibles sintéticos, como el metanol”.
“Todo este potencial, es claro, requiere muchísima inversión y es una gran oportunidad de crear empleo, porque no solo es generación lo que se necesita, sino también líneas de distribución y almacenamiento”, destacó.
Por otra parte, resaltó la importancia de que la política pública en materia energética se transforme en una cuestión de Estado, que esté ajena a los vaivenes políticos y de cambios de gobierno, con una visión de futuro y reglas de juego claras para las inversiones de mediano y largo plazo. “Nuestra América Latina y el Caribe, entonces, necesita generar las condiciones que hagan posible la llegada de este tipo de inversiones”, añadió.
“Tenemos la posibilidad, con este panorama, de desarrollar industrias y empleo y evitar así que vengan a llevarse los recursos hacia sus países, como ocurre con empresas chinas, que compran litio para sus industrias de automóviles instaladas en su territorio”, amplió Cantero.
Es importante, dijo, aprovechar las ventajas de la generación de energía y los recursos naturales para generar oportunidades de industrialización, asociadas al proceso de relocalización de industrias que transcurre hoy. “El mundo está bien movido, hay industrias que se van acercando a los grandes consumidores, como es el caso de Estados Unidos, y por lo tanto muchas industrias buscan, por ejemplo, a México como una oportunidad para reinstalar sus factorías”, explicó.
Un ejemplo positivo al respecto es para Cantero el de Bolivia, que está produciendo automóviles eléctricos, para aprovechar la gran cantidad de litio que posee. Ese país, Argentina y Chile reúnen más del 60 % de las reservas mundiales de este metal.
Uruguay está en una posición estratégica buena para aprovechar esta cadena de suministros y para aspirar a relocalizar industrias y ofrecer esa energía limpia y abundante, de manera de poder llevar adelante esas instancias y lograr desarrollar esta infraestructura. “Hay que apostar obviamente a la eficiencia, que es otro recurso más y sobre lo cual el país ha hecho mucho y es ejemplo a nivel internacional”, destacó.