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Las añosas negociaciones tendientes a la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur se trasladaron en los primeros meses de este año a Brasil, país en el que se realizó la reunión del G20, y coincidió con el creciente protagonismo del presidente norteño, Luiz Inácio Lula da Silva, en el debate global, codo a codo con las grandes potencias mundiales. Por Brasil pasaron el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente francés, Emmanuel Macron, y si bien las conversaciones sobre el acuerdo regional no fueron tema central, estuvieron, con énfasis y posturas bien diferentes, en las conversaciones.
Sánchez coincidió con Lula en la importancia para ambos bloques de reactivarlo, y destacó que la coincidencia que se producirá en el segundo semestre, con la presidencia española en Europa y la de Brasil en el Mercosur, podría dar un marco propicio para el avance. Macron, por su parte, aún en el marco de una gira marcada por la cordialidad y los importantes acuerdos en las relaciones bilaterales con Brasil, insistió en que el tratado, tal como ha sido redactado, no les sirve ni al Mercosur ni a la Unión Europea, y que se debería formular uno con nuevos contenidos, incluyendo una mayor preocupación ambiental. Formalmente, sin embargo, las negociaciones quedaron desde el fin del año pasado en un punto muerto, y no hay fecha para una posible reanudación.
“Es un mal acuerdo para ustedes y para nosotros”, disparó Macron, hablando en San Pablo ante un foro de empresarios –única instancia de su visita en la que no participó su par brasileño–, sobre el pacto que ya había sentenciado a muerte en enero, cuando arreciaban en su país las protestas de los agricultores franceses. Debemos forjar un nuevo acuerdo “responsable con el desarrollo, el clima y la biodiversidad”, propuso.
Lula ha sido también muy duro en este tema con su par francés, a quien acusa, con su proteccionismo, de ser el principal responsable del fracaso del acuerdo UE-Mercosur.
Múltiples acuerdos
Macron llegó a Brasil proveniente de la Guyana francesa. Con el mandatario brasileño, más allá de sus orígenes personales y políticos tan diferentes, sus intereses confluyen en temas ambientales y también en defensa.
La Amazonia no es un destino frecuente para los visitantes extranjeros, pero el presidente galo comenzó en Belém, capital del estado brasileño de Pará, ubicada en la desembocadura del río más grande del mundo y en medio de la mayor selva tropical del planeta. Belém será también sede, en 2025, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP 30.
Allí, Macron se encontró con Raoni Metuktire, líder indígena kayapo de 92 años, que ha dedicado su vida a la defensa de la Amazonia, y a quien ya había recibido en París. En la ocasión le otorgó la Legión de Honor.
Raoni pidió a Lula que cumpla su compromiso de crear más reservas indígenas. Lula, por su parte, reclamó a los grandes países desarrollados más colaboración para proteger las áreas selváticas. “Queremos convencer a quienes ya han deforestado de que deben contribuir de manera importante a que los países que aún tienen bosques los mantengan en pie”, dijo a su invitado.
Brasil y Francia se comprometieron a conseguir en cuatro años inversiones por 1.000 millones de euros para impulsar la bioeconomía en la Amazonia. El gobierno de Lula reclama la creación de un mercado de carbono que sirva para compensar económicamente a los países que invierten en la protección de bosques y capturan dióxido de carbono.
El plan apunta a combinar la “conservación y gestión sostenible de los bosques” con la “valorización económica” de sus territorios, poniendo a los pueblos indígenas y a las comunidades locales “en el centro de las decisiones”. Prevé asimismo el desarrollo de un “mercado de carbono que remunere a los países forestales que invierten en la recuperación de sumideros naturales”, los ecosistemas que capturan grandes volúmenes de emisiones de carbono.
“Apoyaremos a los pueblos indígenas y las comunidades locales de la Amazonia, quienes desempeñan un papel esencial en la protección de la biodiversidad a través de sus conocimientos tradicionales y prácticas de gestión forestal”, destaca el documento, que forma parte de una agenda que ambos líderes impulsan con vista a la COP 30.
Después de su encuentro en Belém, Lula y Macron viajaron en una pequeña embarcación hasta la isla de Combú, donde visitaron una microempresa productora de cacao, con el objetivo de demostrar que es posible conseguir el desarrollo económico junto a la protección del medio ambiente.
Lula ha hecho de la lucha contra la deforestación en la Amazonia –el mayor bosque tropical del mundo, que desempeña un papel clave en la lucha contra el cambio climático– una prioridad de su tercer mandato, y consiguió que la destrucción de la selva brasileña disminuyera en 2023 a la mitad respecto del año anterior.
El encuentro entre ambos líderes se produjo pocas horas después de que Lula firmara las actas del Programa Nacional de Movilidad e Innovación Verde (Mover), que otorga créditos financieros para quienes invierten en investigación, desarrollo y producción tecnológica para descarbonizar la flota de automóviles, autobuses y camiones. Según afirmó el mandatario, “es uno de los mayores programas de descarbonización de la historia, con una inversión de 19.000 millones de reales (unos 3.800 millones de dólares) hasta 2028”.
Acuerdo en defensa
Francia y Brasil mantienen desde hace más de una década estrechos vínculos en materia de defensa y en tecnología militar de punta. Durante la visita, los mandatarios presenciaron la botadura de un submarino construido en Río de Janeiro con tecnología francesa, el Tonelero, de 71 metros de eslora, botado en el complejo naval de Itaguaí. Es el tercer submarino construido con la colaboración francesa desde 2008, cuando, durante la segunda presidencia de Lula, se firmó un acuerdo binacional de cooperación estratégica de defensa. El cuarto llegará en 2025, y se proyecta la construcción de un quinto submarino, que sería a propulsión nuclear.
“Dígales a los franceses que Brasil quiere conocimiento de la tecnología nuclear, no para hacer la guerra, sino para garantizar a los países que quieren la paz que Brasil estará junto a todos ellos”, dijo el presidente de Brasil a su visitante en su discurso en el complejo militar de Itaguaí, en el estado de Río de Janeiro, donde se construyó la nave.
“Brasil está decidido a lograr una mayor autonomía estratégica ante los enormes desafíos que enfrenta el mundo. No queremos guerra, necesitamos defensa para tener paz. América Latina y América del Sur son una zona de paz”, sostuvo Lula.
Macron destacó, por su parte, que la asociación con Brasil representa una “transferencia de tecnologías sin precedentes” para Francia. “Nunca hemos compartido nuestro conocimiento más que con Brasil y estamos muy orgullosos de haberlo hecho”, afirmó. Dijo que la asociación con el gigante sudamericano trasciende el intercambio industrial, es una “asociación estratégica equilibrada”, y que el intercambio de tecnología nuclear sería una “nueva página” de esta estrategia.
Coincidencias con Sánchez
La visita de dos días a Brasil del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, a comienzos de marzo, puso de manifiesto una fuerte coincidencia entre ambos gobiernos en la política de relaciones entre la UE y los países del Mercosur, así como en la acción diplomática en foros globales, como el G20 y la Celac.
“América Latina y la UE somos aliados naturales, y Brasil y España estamos llamados a impulsar esa alianza”, afirmó Sánchez, y destacó la coincidencia de la Cumbre Celac-UE de julio y la asunción por Brasil de la presidencia pro témpore del Mercosur como una ocasión para lograr avances sustanciales hacia la firma del acuerdo.
Sánchez presentó una agenda con varios puntos de convergencia con las propuestas de la presidencia del G20. El presidente Lula invitó a España a adherirse a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.
Lula afirmó que “Brasil y España comparten valores fundamentales, como la defensa de la democracia, la promoción de la igualdad racial y el fomento de políticas de inclusión social, así como el compromiso con el desarrollo sostenible”.
“Reiteré la importancia dada por la presidencia brasileña del G20 a la reducción de todas las formas de desigualdad, ese flagelo que aflige a muchos millones de personas, y es en ese contexto que se inserta la propuesta de fiscalidad internacional justa y progresiva que Brasil defiende en el G20”, afirmó el mandatario brasileño.
Lula defendió que “ya es hora de que los superricos paguen su contribución en impuestos”. Este fue uno de los temas defendidos en la reunión del Canal de Finanzas, celebrada los días 28 y 29 de febrero en San Pablo, en el marco de la reunión del G20.
Entre los dos países hay convergencia en la lucha contra el cambio climático, así como en la participación de España en la propuesta brasileña para la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Lula volvió a expresar su preocupación por “la deuda que asfixia a los países en desarrollo y la gran convergencia del Sur global en la necesidad de reformar los organismos internacionales”. Sánchez concluyó afirmando que “estamos trabajando para defender prioridades como la justicia social y una transición verde y justa”.
El presidente del gobierno español agradeció al presidente Lula el liderazgo de Brasil por avanzar en el acuerdo entre la UE y el Mercosur. “América Latina y la UE somos aliados naturales, y Brasil y España estamos llamados a impulsar esa alianza”, afirmó, y reafirmó el compromiso de España para cerrar el acuerdo UE-Mercosur.
La Cumbre UE-Celac se realizará los próximos 17 y 18 de julio, en el marco de la Presidencia Española del Consejo de la UE, y en el mismo momento en que Brasil ostentará la presidencia de Mercosur. Esta coincidencia, subrayó Sánchez, supone una “excelente oportunidad” para tratar de materializar el acercamiento en avances concretos. En este contexto, el presidente ha reiterado que España sigue manteniendo una apuesta firme por avanzar hacia la ratificación del Acuerdo de Asociación UE-Mercosur.
Sánchez ha destacado en materia medioambiental que “la vuelta de Brasil a la agenda climática ha sido un verdadero alivio”, subrayando que el compromiso del gobierno brasileño en esta materia supone, además, una esperanza para la comunidad internacional. “Valoramos enormemente el compromiso del presidente Lula con la preservación del Amazonas”, destacó.
España y Brasil comparten “lazos culturales, afinidades políticas y sólidos intereses económicos” por su pertenencia común a la comunidad latinoamericana, siguió Sánchez. Estos vínculos, políticamente enmarcados en el Plan de Asociación Estratégica de 2003, han sido reforzados en este encuentro mediante la institucionalización de un mecanismo de concertación permanente, que eleva el nivel de la relación bilateral y refleja su carácter estratégico.
España es desde hace años el segundo inversor internacional de Brasil, que a su vez es nuestro segundo cliente comercial en América Latina. Estos datos, indicó el gobernante español, reflejan la importancia, pero también la confianza, de las empresas españolas en Brasil como socio de primer orden. “Compartimos sólidos intereses económicos”, dijo Sánchez, especialmente en materias vinculadas a la transición ecológica y la economía verde, sectores en donde las empresas españolas son líderes mundiales.
Convergencia en cuestiones globales
Sánchez expresó a su par brasileño el acuerdo español con los ejes principales de la presidencia brasileña del G20 de inclusión social, reducción de las desigualdades y lucha contra la pobreza; transición energética y desarrollo sostenible; y revitalización del multilateralismo. “Prioridades”, ha dicho el presidente, “que defenderemos en el plano global con el mismo espíritu con el que España acogerá la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación al Desarrollo de 2025 y con el que, a su vez, España apoyará la COP 30”, que se celebrará en la ciudad brasileña de Belém.
En el marco de la visita, Sánchez visitó el Congreso brasileño y mantuvo reuniones con el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, y con el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y visitó el Memorial de los Pueblos Indígenas, donde lo recibió la presidenta de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas, Joenia Wapichana, destacada jurista y política indígena.
Industria competitiva
Lula manifestó que el potencial de Brasil es ilimitado para la generación de electricidad a partir de fuentes limpias como biocombustibles, eólicas, solar e hidrógeno verde.
“Queremos tornar la industria brasileña más competitiva, con el apoyo de la innovación, de la cooperación público-privada y del acceso a financiamientos con costos adecuados”; pero la competitividad “que deseamos no puede ser el resultado de la reducción de la renta de las familias, de la disminución del empleo formal, de la restricción a las libertades de los trabajadores o del desmantelamiento de las políticas sociales”, advirtió.
El presidente brasileño destacó que su país tiene con España gran convergencia en materia de enfrentamiento al cambio climático.
“Brasil volvió a ser protagonista en esta área y será sede en Belém de la COP 30, en 2025, para que las personas conozcan la Amazonia y nuestro compromiso de cuidar bien de la selva y de los pueblos de la selva”, aseguró, y reafirmó su compromiso con la deforestación cero antes de 2030.